Snezana Stanojevic
Belgrado, 19 abr (.).- Cada montenegrino adeuda a China 1.079 euros (unos 1.300 dólares), procedentes de un crédito que Pekín le ha concedido para una autopista que lleva seis años en construcción, y que Montenegro desea ahora compensar con apoyo de la Unión Europea (UE).
Según el Ministerio de Finanzas de Montenegro, la deuda asciende a 669 millones de euros (unos 800 millones de dólares), el 16 % del PIB de este país balcánico de 620.000 habitantes.
El préstamo fue otorgado en 2014 por el Exim Bank, un banco estatal chino, para financiar los primeros 41 kilómetros de los 165 que tendrá la autopista de peaje que une el sur con el norte del país.
Cuando esté terminada será la infraestructura más ambiciosa y cara jamás ejecutada en Montenegro, un país que declaró en 2006 su independencia del estado común que formaba con Serbia.
El actual Ejecutivo conservador, que tomó posesión en diciembre tras 30 años de gobiernos del DPS socialdemócrata, denuncia ahora ese acuerdo para construir lo que califica como "la autopista más cara del mundo", en la que cada kilómetro costará 20 millones, siete veces más de lo habitual.
Además de cara, la obra es lenta: la China Road and Bridge Corporation, la constructora estatal que se encarga del proyecto, lleva trabajando desde 2015 en ese primer tramo.
Con una deuda que actualmente supone el 97 % del PIB del país, una economía muy dependiente del turismo y afectada por la covid-19, el Gobierno está tratando de revertir la situación, de la que acusa a Milo Djukanovic, histórico dirigente del DPS y aún jefe del Estado.
CRECIENTE INFLUENCIA CHINA
Pese a ser miembro de la OTAN desde 2017 y ser candidato al ingreso en la UE, Montenegro es uno de los países del sureste de Europa donde China aplica su estrategia de "Nueva ruta de la seda" para aumentar su influencia política y económica.
"Es una influencia limitada, pero que crece a gran velocidad, a base de créditos sin contraprestaciones políticas iniciales", explica a Efe Miguel Roán, politólogo y creador de "Balcanismos", una plataforma que divulga desde Belgrado información sobre la región.
El viceprimer ministro montenegrino, Dritan Abazovic, reconoció en marzo en Bruselas que el crédito chino es un problema y, según la prensa, llegó a pedir "ayuda para devolverlo, reemplazar el préstamo con otro con un banco europeo (...) para terminar la influencia china".
No obstante, el Ministerio de Finanzas asegura en una declaración enviada a Efe que "Montenegro no ha dirigido oficialmente ninguna petición a la UE respecto al desfavorable acuerdo de crédito pactado antes con el banco chino Exim".
COSTE POLÍTICO
"En el caso de que China decida no revisar los términos, es fundamental que la UE intervenga con mecanismos creativos de refinanciación para que Podgorica pague la deuda, pero que también mande un mensaje de disciplina político-económica al resto de candidatos de la región", considera Roán.
Según el Ministerio de Finanzas, el país "tiene capacidad para cumplir sus compromisos financieros" con los socios internacionales y que sus finanzas son "estables y sostenibles".
Pese a negar haber pedido ayuda a la UE, el Ministerio reconoce que desea pactar con países europeos "las mejores condiciones" para financiar proyectos estratégicos, como la autopista.
LA UE BUSCA UNA SOLUCIÓN
El comisario europeo de Ampliación, Oliver Varhelyi, ha declarado que la UE busca una "solución viable" que asegure los proyectos al tiempo que asegure la sostenibilidad de su deuda y elimine "los riesgos de acuerdos pasados".
Para Roán, el "repliegue" de Bruselas en los Balcanes entre 2014 y 2019 no sólo amenaza la ampliación de la UE, sino que ha abierto la puerta a "tendencias autoritarias y a la intervención de terceras potencias internacionales" que han tenido un coste para la democracia, la estabilidad y la seguridad en la región.
Según este analista español radicado en Serbia -otro país candidato a entrar en la UE-, las "buenas palabras y promesas en favor del proyecto europeo" deben de ir acompañadas de soluciones concretas.
Sobre todo, en un país, como Montenegro, que "sale de un Gobierno corrupto y autoritario de tres décadas" y cuya economía sufre mucho por el derrumbe del turismo por la pandemia, concluye.