Montevideo, 14 may (EFE).- Transportistas uruguayos declararon
hoy un paro de 24 horas a partir de esta medianoche en protesta por
la falta de seguridad en las rutas que llevan hinchas al Estadio
Centenario, donde mañana se disputa el segundo partido de la final
del fútbol uruguayo entre Nacional y Peñarol.
La protesta de los conductores, que será secundada por los
trabajadores de todas las empresas de transporte público de
Montevideo, es en reclamo de mejores medidas de seguridad para los
chóferes, después de que el pasado martes grupos de aficionados
atacaran 25 autobuses tras el primer partido de la final del torneo
uruguayo.
"Queremos que la policía, el Poder Judicial y el Ministerio del
Interior tomen el tema en serio, sobre todo en el fútbol. Que tomen
las medidas que tengan que tomar", dijo ante los medios el dirigente
del sindicato de transportistas (Unott), Luis Aguirre.
Esta medida dejará sin transporte a los miles de aficionados que
tienen previsto acudir mañana al estadio, donde Peñarol y Nacional,
los dos grandes del fútbol local, se jugarán el campeonato.
Asimismo, Aguirre adelantó que los conductores también tienen
previsto parar el próximo martes si las autoridades no cambian la
hora de inicio del tercer y definitivo partido de la final y si no
se garantiza la seguridad de los trabajadores.
"El horario nocturno está totalmente fuera de lugar. Hay
problemas de seguridad y la Asociación Uruguaya de Fútbol fija un
partido de alto riesgo para la noche", comentó Aguirre.
El presidente de la empresa Cutcsa, una de las principales
cooperativas de transporte de la capital, Juan Salgado, señaló a la
prensa que la medida de los conductores genera "descontrol" y que
"es una desmesura", y afirmó que las autoridades deberían "suspender
el partido" para evitar que toda la ciudad se quede sin transporte.
Los problemas entre los conductores de autobús y los hinchas de
Peñarol y Nacional ya estuvieron a punto de causar un paro durante
el pasado torneo Clausura.
En aquel momento las autoridades del Ministerio del Interior
diseñaron un operativo especial de escolta para controlar desmanes
en los autobuses, medidas que no se repitieron el pasado miércoles y
que según los transportistas permitieron nuevos ataques. EFE