Ginebra, 22 nov (EFE).- Compañías de Europa, Estados Unidos y Japón compran más que nunca aceite de palma certificado, pero esta demanda todavía es insuficiente y la mitad de la producción sostenible se queda sin vender, reveló hoy el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Esta organización presentó hoy su última evaluación de la industria de aceite de palma que incluye a 130 grandes distribuidores y productores de bienes de consumo que hace dos años asumieron públicamente el compromiso de utilizar aceite de palma con un certificado internacional de producción bajo criterios sociales y medioambientales.
El objetivo era que las firmas participantes llegaran a 2015 utilizando únicamente aceite de palma, pero el resultado fue relativamente decepcionante, pues se estableció que del aceite de palma utilizado sólo la mitad está certificado.
Con un aumento significativo en los dos últimos años, el suministro de aceite de palma sostenible es hoy de 5 millones de toneladas, el 10 por ciento de la producción mundial, de los que sólo 2,5 millones logran venderse.
En su evaluación, el WWF elogia a compañías como Nestlé y Unilever, que consumen enormes cantidades de ese comestible y muestran un nivel muy alto de cumplimiento en su compromiso de comprarlo certificado.
Otros buenos ejemplos de empresas son, según WWF, Cadbury, Carrefour, Tesco y Morrisons.
El importante aumento del consumo de aceite de palma por parte de la industria alimentaria y cosmética, principalmente, inquieta a las organizaciones ecológicas por los graves efectos que su producción tiene en el medio ambiente.
El rendimiento por hectárea del aceite de palma supera a cualquier otro cultivo, por lo que representa una tercera parte de las 151 millones de toneladas de aceite vegetal producidos cada año en el mundo.
Se calcula que, al ritmo actual, la demanda mundial sólo de aceite de palma alcanzará las 77 millones de toneladas a mediados de siglo, con un posible aumento si se empieza a utilizar como biocombustible.
A ese atractivo se suman su bajo precio y ciertas características que lo hacen especialmente apreciable para la industria de comida preparada y de productos de cuidado personal.
El aceite de palma se encuentra así en alimentos tan variados como la margarina, galletas, cereales para el desayuno, fideos instantáneos y helados; y en productos como jabones, lápices labiales y velas.
Sus principales productores son Indonesia y Malasia, y los mayores mercados se encuentran en Europa, Australia y Japón, aunque China y la India juegan un papel cada vez mayor al representar juntas el 27 por ciento del mercado mundial.
El WWF recuerda que el gran problema con este producto es que su atractivo económico es tal que para aumentar las áreas de cultivo se está acelerando la deforestación de los bosques tropicales.
Se considera que el aceite de palma es responsable de la pérdida de la tercera parte de bosques registrada en los diez últimos años, lo que tiene como daños colaterales la destrucción del hábitat de numerosas especies, algunas en vías de extinción, como el orangután de Borneo.
"La pérdida de bosques vitales implica que las comunidades pierden también sus medios de subsistencia y a veces hasta sus viviendas", denunció la organización. EFE
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