Sara Muñoz Vega
Madrid, 24 ene (.).- "La ciencia ha eliminado las distancias", proclamaba Melquíades, el gitano alquimista de Cien años de soledad que, aun siendo un visionario, seguramente hoy se sorprendiera de varias cosas, como que desde una ciudad sin costa se pueda ver -y fotografiar- el mar.
Tampoco creería que la historia de Macondo recorra estos días las entrañas de Madrid en un vagón de metro que une la frenética realidad de la capital española con el multiverso de Fitur, que en su 45 edición persigue al viajero experiencial con actividades inmersivas pero sin renunciar a esa esencia que, cada año, conecta con un público ávido de catas, sorteos, espectáculos y bien de selfis.
Del folclore a un cambio de guardia
Cultura y diversión marcan la oferta de América (pabellón 3). Más discreta que sus 'vecinas' México y Colombia, esta última, engalanada para promocionar la última serie basada en la novela de Gabriel García Márquez, Guatemala amenizará con su folclore.
El baile del Paabanc o fiesta tradicional religiosa de los indígenas q'eqchi, la 'palma' de San Juan de Atitán, morerías y la danza de los toritos son los 'shows' que ofrecerá en las dos últimas jornadas de feria, explica a EFE una de las animadoras.
Cerca, San Juan de Puerto Rico, además de proporcionar información turística y recrear, con cambio de guardia incluido, la garita de uno de los dos fuertes de la ciudad (San Cristóbal y San Felipe), impartirá clases de salsa de 16:00 a 17:00 horas.
Si tras mover las caderas se quedan sedientos, no se preocupen porque en el mismo 'stand' podrán reponer fuerzas a golpe de coquito, bebida elaborada con leche de coco, evaporada y condensada, aderezada con canela, vainilla y un toque de ron.
Sumo y talleres de bolsos ecológicos
La intensidad de maracas y timbales deja paso al rumor de las cuerdas del samisén en Asia-Pacífico (pabellón 6), donde Japón aspira a ser el espacio más visitado con demostraciones de Kudo, un arte marcial mixta, exhibiciones de sumo y minicursos de técnicas de 'yukata', una vestimenta tradicional.
Como novedad, los amantes de la moda podrán aprender a fabricar bolsos ecológicos de papel en sus talleres de 'paperbag'. Por cierto, el sábado, de 16:30 a 17:00 horas, tienen una cita en Fitur LGBT+ con el desfile del televisivo diseñador José Perea.
Si, en cambio, buscan cuidarse, Cabo Verde (pabellón 1) trae una pequeña muestra de su cosmética.
El retrato del robot
Vaticinaba Melquíades que, "dentro de poco", el hombre podría ver lo que ocurría "en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa".
Razón no le faltaba. Basta con ver cómo ha evolucionado una feria que hace tiempo cambió los 'photocall' de cartón piedra por gafas de realidad virtual como las de Experience Albania (pabellón 4) o actividades sensoriales como las de Barcelona (7), que abre sus "ventanas" a Madrid.
Andalucía (pabellón 5) va más allá y atrapa al visitante con una yincana. Completen las seis etapas -a saber, una ruta personalizada, una fotografía en alguna de sus provincias, un rocódromo a escalar, un simulador de golf, una imagen cubista y un videojuego- y podrán elegir entre "un termo, una toalla, una gorra, una bolsa gigante o una funda para la tablet", cuenta, divertida, una agraciada.
Porque Fitur y la tecnología, la tecnología y Fitur, son un binomio que siempre funciona. Sobre todo cuando entra en acción un pequeño 'robot' que, en menos de un minuto, retrata a quien está al otro lado de la lente. Es el reclamo del gestor de infraestructuras ferroviarias Adif (pabellón 10) para celebrar su 20 aniversario.
Turismo y sostenibilidad
El público avezado pronto caerá en la cuenta de que hay expositores cuya baza es la sostenibilidad. Uno de ellos es Paradores, cuyo 'stand', inspirado en el Parador de Sigüenza (Guadalajara), huye de los plásticos de un sólo uso, opta por el mobiliario de alquiler y emplea balas de paja para los adornos principales.
Asimismo, verá que hay destinos que recuperan el papel con publicaciones que cuidan hasta el más mínimo detalle. Sorprende Armenia, con su eslogan 'The Hidden Track' o la pista oculta, donde muestra un turismo experiencial con el que presume de vida salvaje, artesanía y deportes de invierno.
Curiosa también la guía de afroturismo que, desde el país socio de esta edición, Brasil, trae Salvador de Bahía. En ella, la capital afro sugiere itinerarios que van desde el recorrido sobre heroínas negras a la vivencia de fe en la Tierra Santa del barrio de Alagados.
En España, la apuesta de Castilla y León (pabellón 9) por el turismo cinematográfico da como resultado unos mapas, dignos de ser enmarcados, dedicados, entre otros, al director, actor, guionista y productor Orson Wells, que rodó seis largometrajes en el país.
Solidaridad
Ocio aparte, la feria es un espacio de solidaridad. De nuevo, País Vasco aprovecha su riqueza gastronómica e incorpora a su agenda, junto con sus celebradas catas de txakoli y quesos, un pintxo pote en beneficio de una ONG.
Fitur Cruises (pabellón 4), por su parte, pondrá su granito de arena con una mesa dedicada a los 'mercy ships', buques hospitales que contribuyen a la sostenibilidad económica, medioambiental y social.
Aunque solidario se puede ser con un simple gesto. O con varias zancadas, las suficientes para completar el "Desafío ELA", la carrera solidaria que, desde Madrid, promociona Villaviciosa de Odón.
Pasan las ediciones, las décadas e, incluso, los cisnes negros, pero Fitur continúa siendo ese lugar seguro en el que disfrutar con la familia o los otros asistentes... pero nunca solo. Porque la soledad únicamente parecía bella cuando era García Márquez quien la escribía.