París, 5 oct (EFECOM).- El ex operador bursátil que provocó un
agujero de 4.900 millones de euros a Société Génénale al inicio de
la crisis financiera y que se presentó ante la opinión pública como
víctima de un sistema lleno de excesos, fue condenado hoy a devolver
el dinero que hizo perder al banco y a pasar 3 años entre rejas.
El Tribunal Correccional de París sentenció a 5 años de cárcel
-de los que 3 son de obligado cumplimiento- a Jérôme Kerviel, un
"broker" de 33 años que falseó los datos del sistema informático del
banco para el que trabajaba hasta enero de 2008 para adoptar una
serie de inversiones ficticias que se convirtieron en el mayor
fraude bursátil de la historia de Francia.
Los magistrados del caso, que se llevó ante la opinión pública
como un ejemplo de los presuntos excesos de las especulaciones
bursátiles, dictaminaron que Kerviel fue el único responsable de sus
decisiones, que tomó a espaldas del banco, y le condenaron por abuso
de confianza, falsificación e introducción fraudulenta de datos en
un sistema informático.
"Los elementos aportados por la defensa no permiten deducir que
Société Générale tuviera conocimiento de las actividades
fraudulentas de Jérôme Kerviel", declaró el presidente del Tribunal,
Dominique Pauthe, que eximió al banco de cualquier responsabilidad.
Kerviel, que apelará la sentencia y no ingresará inmediatamente
en prisión, "sobrepasó el límite de sus competencias al adoptar
posiciones especulativas de proporciones gigantescas a espaldas del
banco", agregó el magistrado.
Éste recriminó además al ex operador que, desde que se conociese
la noticia, se presentase ante los medios de comunicación como la
"víctima" de un sistema que le alentaba a operar de esa forma, lo
que laceraba la credibilidad del conjunto de las instituciones
financieras.
La suma que la Justicia solicita a Kerviel representa el salario
del ex operador, que ahora trabaja en una empresa de informática,
durante los próximos 16.600 años.
En el proceso, Kerviel alegó que al menos otras 70 personas
estaban al corriente de las operaciones ficticias que realizaba para
camuflar que superaba todos los límites reglamentarios en sus
posiciones especulativas.
Aprovechando la ola de críticas a los excesos del sector
financiero, el ex operador de mercados señaló durante el juicio que
"hay muchos abusos en las salas de mercados" y que no se hace nada
por evitarlos.
El abogado del ex "broker", Olivier Metzner, había solicitado la
absolución de su cliente por dos de los tres cargos que pesaban
contra él y sólo aceptó su culpabilidad por "introducción
fraudulenta de datos" en el sistema informático.
Los letrados basaron su defensa en que las prácticas de Kerviel
no eran posibles sin que el resto de sus colegas y sus superiores
estuvieran al corriente, dada la inmensa cantidad de dinero que
arriesgaba el operador.
Por su parte, la fiscalía, que había solicitado cinco años de
cárcel y cuatro de obligado cumplimiento, describió al "broker" como
a "un profesional del fraude" muy entrenado y "cínico", que había
desarrollado "un sistema organizado, metódico, continuo" para
"traicionar la confianza" de sus superiores y sus colegas de Société
Générale.
El banco, que se había constituido en acusación particular, vio
satisfecha la indemnización de 4.900 millones de euros que
reclamaba, equivalente a las pérdidas que le atribuyeron a Kerviel,
quien pasó un mes en prisión preventiva cuando se destapó el
escándalo a comienzos de 2008.
El ex operador de mercados reconoció ante el Tribunal que realizó
muchas operaciones ficticias y que falsificó correos electrónicos,
pero que no era el único que recurría a unas prácticas que no sólo
eran conocidas sino alentadas por sus superiores.
"Probablemente yo fui más lejos y por eso mi caída fue más dura",
analizó el inculpado, que insistió en que "los superiores te
alientan para ir en esa línea" y "te presionan para asumir cada vez
más riesgos".
Los abogados de Société Générale valoraron la sentencia como una
"reparación moral" que confirma que se trata de una situación en la
que un empleado de una empresa defrauda la confianza de quien le ha
contratado. EFECOM
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