Francisco Luis Pérez
Taipei, 4 feb (EFE).- La boyante economía taiwanesa, con un crecimiento anual superior al 10 por ciento en 2010, y basada en las exportaciones informáticas y electrónicas e importaciones de energía y bienes de consumo, afronta en 2011 incertidumbres políticas y también las derivadas del alza de los precios.
La isla convocará elecciones presidenciales a principios o mediados del 2012, mientras que China, decisiva en la estabilidad a ambos lados del Estrecho de Formosa, cambiará de liderazgo en el 2013.
Según los expertos consultados por Efe, el frágil equilibrio que existe entre la determinación china de anexionarse la isla por considerarla suya y las aspiraciones isleñas de autonomía pueden quebrarse a raíz de las dos citas políticas.
Los partidos políticos isleños no logran un consenso sobre la identidad nacional mientras que Pekín intensifica la presión económica y política para que la oposición independentista acepte que Taiwán es parte de la "única China", aunque no reconozcan que lo es de la República Popular China comunista.
Pero, además, el alza de los precios de los bienes básicos de consumo como resultado de la globalización, el cambio climático y la abundancia de capitales especulativos, está originando una presión inflacionaria en aumento también en Taiwán.
Si la inflación (reacción principal al aumento del índice de precios de consumo, IPC) alcanza niveles de 2008 el impulso ascendiente del producto interior bruto (PIB) que parece animar la economía taiwanesa, se desvanecerá, añaden los expertos.
La moneda taiwanesa también sufrió una fuerte apreciación con respecto al dólar, lo que sin duda afectará a las exportaciones, que ocupan casi un 70 por ciento del PIB y son motor de la economía.
Ese alza en los precios de los bienes básicos y la apreciación de la moneda local supondrán un fuerte desafío para el Gobierno y el sector privado de la isla y no serán fáciles de manejar, concluyen.
Además, la creciente dependencia taiwanesa de China como mercado para la exportación o re-exportación será difícil de manejar en un entorno que busque reafirmar la autonomía política de Pekín y se niegue a hacer concesiones en ese terreno.
En Taiwán, las inundaciones en Australia crearon escasez de cereales y granos y de otros bienes básicos de consumo, lo que puede desencadenar alzas de precios e inflación en los países dependientes de esas importaciones, dijo el viceministro de Economía, Lin Sheng-chung, poco antes del Año Nuevo Lunar.
Los precios del trigo en el mercado de futuros han subido hasta en un 37 por ciento y los del mercado actual en un 34 por ciento, con los del maíz y soja registrando alzas de hasta el 20 por ciento, lo que se traducirá en una mayor tasa de inflación, si no se toman medidas, añadió.
El presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, en una de sus reuniones del Año Nuevo Lunar, animó a todos los asistentes a "comer más arroz", un bien que se produce en Taiwán, para ahorrar en alimentos importados y ayudar a los campesinos locales.
El Ministerio de Finanzas isleño recortó también los aranceles a la importación de trigo y leche en polvo para ayudar a que no suban los precios y han pedido a los importadores y detallistas que reflejen en los precios finales el recorte de impuestos.
Taiwán y otros países asiáticos, que parecen disfrutar de mejor salud económica que el resto del mundo, tendrán que lidiar pues, en el Año de la Liebre recién comenzado, con el alza de los precios de los bienes básicos y del valor de sus monedas. EFE