Eva Santis
Madrid, 24 jul (EFE).- El alivio por los resultados de los test
de resistencia de la banca europea en caso de crisis fue el broche
de una semana en la que datos macroeconómicos europeos alentadores
contrastaron con inquietantes señales procedentes de Estados Unidos.
La semana entrante estará marcada por la difusión de importantes
cifras económicas a ambos lados del Atlántico, en particular el
primer cálculo del Producto Interior Bruto (PIB) de EEUU en el
segundo trimestre.
De las 91 entidades financieras de 20 países europeos sometidas a
pruebas de solvencia suspendieron tan sólo siete: en el peor de los
escenarios contemplados (crisis económica y de deuda) su ratio de
recursos propios de máxima calidad sería inferior al 6%, el mínimo
fijado por el Comité de Supervisores Bancarios Europeos (CEBS), si
bien el requisito legal es del 4%.
Los siete -el banco alemán nacionalizado HRE, el griego estatal
ATEbank y cinco pequeñas cajas de ahorros españolas- necesitarían en
total unos 3.500 millones de euros en capital adicional para hacer
frente al peor de los escenarios estudiados.
El objetivo de los test, y de la difusión de sus resultados, era
tranquilizar a los mercados sobre el estado de la banca europea,
ante la preocupación por los problemas de deuda soberana en la zona
euro a raíz de la crisis originada en Grecia.
Mientras que España, con 27 entidades analizadas (un 95% del
mercado financiero nacional), puede presumir de la máxima
transparencia, en otros países el porcentaje fue muy inferior, lo
que puede restar credibilidad a los resultados.
Además, algunos analistas critican la metodología aplicada,
especialmente para contabilizar la deuda en caso de crisis extrema.
Otros, aún, recuerdan que en los test de solvencia en EEUU en
2009 casi la mitad de los bancos analizados suspendió. Y que el
ejercicio tuvo un efecto muy positivo.
Ante las críticas un alto cargo del Banco Central Europeo replicó
que la prueba es "una de las de mayor extensión y más severas que se
han hecho en los países desarrollados" y demuestra "la resistencia y
capacidad de recuperación del sector bancario europeo".
Las entidades que suspendieron "tendrán que ser recapitalizadas
por diversos medios, preferiblemente a través de los mercados, pero
sin descartar la ayuda pública", indicó otro funcionario europeo.
Los mercados europeos, que en su mayoría subieron la semana
pasada, tendrán el lunes la posibilidad de reaccionar a la difusión
de los resultados de los test, aunque parece que ya los han
descontado, al multiplicarse las filtraciones en días anteriores.
En Wall Street, la atención el viernes se centraba más en los
resultados trimestrales de empresas (que seguirán en las próximas
semanas) que en los anuncios procedentes de Europa. El Dow Jones
ganó casi un 1% y quedó a cuatro puntos de su cierre de fin de 2009.
Hasta el momento, los resultados desgranados por las empresas en
EEUU han resultado sólidos por lo general y han ayudado a los
inversores a capear cifras macroeconómicas decepcionantes, como la
caída de la construcción de viviendas o el aumento mayor del
previsto, de las nuevas peticiones de subsidio de desempleo.
O también las declaraciones inquietantes del presidente de la
Reserva Federal, Ben Bernanke, quien en su informe semestral ante el
Congreso calificó el panorama económico de "inusualmente incierto".
Insistió en que la Reserva -que mantiene los tipos de interés en
un nivel cercano a cero- estaría dispuesta, si hiciera falta, a
tomar medidas adicionales para estimular la economía.
Antes de que se anuncie el viernes el primer cálculo del PIB de
EEUU en el segundo trimestre, se conocerán el lunes las ventas de
viviendas nuevas en junio, el martes la confianza de los
consumidores en la economía y el miércoles los pedidos de bienes
duraderos y el "libro beige" de la Reserva Federal.
En la UE se conocerán esta semana la tasa de desempleo de junio y
el dato adelantado de la inflación en julio, además de diversas
encuestas de confianza de consumidores y empresarios en la economía.
Los datos difundidos en los últimos días arrojaron gratas
sorpresas: la confianza empresarial en Alemania, primera economía de
la UE, registró en julio su mayor aumento en tres años; los pedidos
industriales en la zona euro crecieron en mayo un 22,7% interanual,
el mayor avance en 10 años, y el PIB británico aumentó un 1,1% en el
segundo trimestre, la mayor progresión en cuatro años. EFE