Judith Mora
Saint Andrews (R.Unido), 7 nov (EFE).- Los ministros de Finanzas
del G-20 se comprometieron hoy en Escocia a mantener los estímulos a
la economía hasta que se afiance la recuperación y a analizar, entre
otras, la propuesta británica de introducir una tasa sobre
transacciones financieras internacionales.
Al término de su tercera y última reunión de este año, en la
localidad de Saint Andrews, los ministros y gobernadores de los
bancos centrales del Grupo de los 20 (economías ricas y emergentes)
constataron que la recuperación económica en el mundo es "desigual"
y aún "depende del apoyo" político.
Tanto el ministro británico de Economía, Alistair Darling, como
el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, destacaron en su
rueda de prensa final que hay que mantener las incentivos y ayudas a
la economía para evitar socavar la recuperación.
"Nadie cree que el trabajo esté hecho", dijo Darling, mientras
que, para el americano, "el crecimiento es el imperativo".
En un comunicado conjunto, el Grupo de los 20 anunció la creación
de un "Marco del G-20 para un crecimiento equilibrado, sólido y
sostenible", que requerirá a cada país aportar datos sobre sus
políticas económicas y proyecciones de crecimiento.
Esta información, que debe estar lista para enero, será auditada
por el Fondo Monetario Interncional (FMI), que tendrá que asegurarse
de que se ciñe a los objetivos generales del G-20 para apuntalar una
recuperación sostenible.
Según el calendario previsto, el FMI emitirá en abril un informe
con recomendaciones de medidas para fomentar el crecimiento de cara
a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar en
junio el 2010.
De acuerdo con el comunicado, los ministros acordaron también
desarrollar en el futuro "estrategias de salida" conjuntas de las
políticas de estímulo, para evitar entorpecer la recuperación con
medidas unilaterales para, por ejemplo, atajar el déficit o la
inflación.
La reunión escocesa, que partía con el objetivo principal de
cimentar los acuerdos alcanzados en la cumbre de líderes del pasado
septiembre en Pittsburgh (EEUU) -entre ellos la creación del Marco-,
acabó acaparada en parte, sobre todo en los medios de comunicación,
por el lanzamiento por parte del Reino Unido de una propuesta de
tasación de las transacciones financieras.
Al inicio de la cita, el primer ministro británico, Gordon Brown,
instó al G-20 a promover un nuevo "contrato social" con los bancos,
de forma que, en caso de futuras crisis, no fuera el contribuyente
el que tuviera que asumir el peso de un eventual rescate.
Según Brown, ese nuevo contrato buscaría asegurar financiación de
emergencia mediante, entre otras posibles opciones, la imposición de
una tasa global sobre las transacciones financieras internacionales,
aunque también podría considerarse un programa de seguros bancarios
o la creación por parte de las instituciones de reservas de
contingencia.
La propuesta de una tasa internacional -un iniciativa a la que
hasta ahora se había opuesto Gran Bretaña- fue acogida con cautela
por los miembros del G-20, y países como Brasil y España señalaron
que ellos ya tenían mecanismos para asegurar que los bancos podían
hacer frente a sus pérdidas.
Aunque la propuesta no se debatió formalmente en la reunión, el
presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, declaró
posteriormente a los periodistas que habría que considerarla, pero
dijo que personalmente no estaba "convencido".
En todo caso, los países del G-20 acordaron remitir al Fondo
Monetario para que las analice una serie de propuestas -entre ellas
la británica- sobre cómo el sector financiero puede contribuir para
compensar las aportaciones públicas para rescatar el sistema.
El G-20 también trató en Escocia de otros temas abordados en
Pittsburgh, como la introducción de límites a las primas de los
banqueros y aumentar la regulación de los fondos de riesgo.
Una de las grandes decepciones de la reunión de hoy fue que no
hubo ningún tipo de acuerdo sobre la financiación de la lucha contra
el cambio climático en los países pobres, pese a que el Gobierno del
Reino Unido, anfitrión de la cita, había enfatizado la importancia
de avanzar en ese asunto.
El G-20 se comprometió sin más a "trabajar para un resultado
ambicioso" en la próxima cumbre de Copenhague, en la que se debatirá
un nuevo tratado internacional para la preservación del medio
ambiente, en sustitución del Protocolo de Kyoto. EFE