Berlín, 21 sep (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, y el
ministro de Finanzas, Peer Steinrbrück, reiteraron hoy su propósito
de lograr que se impongan regulaciones internacionales más rigurosas
a los bancos, en cuanto al porcentaje obligatorio de capital propio.
Tanto Merkel como Steinbrück subrayaron que viajaran con ese
propósito a la cumbre del G20 en Pittburgh (EEUU) y que esas reglas
son necesarias para evitar que se repita una situación en la que los
estados puedan ser prácticamente chantajeados por los grandes
bancos.
Se trata, ante todo, de evitar que haya bancos que, por no tener
reservas de capital y de liquidez, queden al borde de la quiebra y
que el Estado no tenga otro remedio de entrar en su ayuda para
evitar que arrastren consigo todo el sistema financiero.
Para el caso de que una quiebra sea inevitable, el Gobierno
alemán quiere que los bancos dejen una especie de testamento en el
que consignen un plan para su liquidación en la que, antes de que el
Estado entrase en acción, los propietarios y los acreedores tendrían
que ser llamados a pagar la factura.
"Vamos por buen camino pero la cuestión no está todavía zanjada",
dijo Merkel.
La canciller criticó que algunos países están pensando otra vez
en un crecimiento rápido y por ello están poco interesados en nuevas
regulaciones.
"Tenemos que acostumbrarnos a la idea de que no tendremos tasas
de crecimiento exorbitantes porque estas sólo son posibles con un
aumento de los riesgos", dijo Merkel.
Steinbrück, por su parte, dijo que nuevas regulaciones sobre el
capital de los bancos son necesarias para que estos tengan más
disciplina a la hora de evaluar los riesgos.
Además de las reglas sobre el capital bancarios, Steinbrück
considera necesarias nuevas normas sobre liquidez y sobre
transparencia en los balances.
Además, el ministro expresó su esperanza de que se llegue a un
acuerdo sobre limitaciones a las bonificaciones de los directivos
bancarios. EFE