Macarena Vidal
Naciones Unidas, 23 sep (EFE).- El presidente de EE.UU., Barack
Obama, insistió hoy en su reunión bilateral con el primer ministro
chino, Wen Jiabao, que Pekín debe permitir "una revalorización más
rápida y significativa" de su divisa en los próximos meses.
Ambos líderes se reunieron hoy al margen de la Asamblea General
de la ONU, en un encuentro que comenzó con retraso y se prolongó
cerca de dos horas, mucho más del tiempo inicialmente previsto.
Las cuestiones económicas dominaron el encuentro, según indicó el
director para Asia del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa
Blanca, Jeff Bader, aunque también abordaron asuntos como el
programa nuclear iraní, la situación de Sudán y las tensiones entre
Pekín y Tokio tras el arresto de un marinero chino por Japón en
aguas del Mar Amarillo.
Según Bader, Obama reclamó "una revalorización más rápida y
significativa" en los próximos meses del yuan. China, reiteró el
presidente, "debe hacer más que lo que ha hecho hasta el momento".
Según Obama, las diferencias entre Pekín y Washington acerca de
la cotización de la divisa representan "el problema más importante
del que debemos hablar hoy".
El Gobierno chino había afirmado el martes que las presiones para
permitir una flexibilización de su moneda eran "miopes".
El Gobierno de EE.UU. reclama a Pekín que permita un aumento de
la cotización del yuan, al considerar que en la actualidad se
mantiene artificialmente bajo, lo que encarece las exportaciones
estadounidenses hacia China y concede una ventaja injusta a los
productos de la República Popular.
China mantiene un amplio superávit en las relaciones comerciales
entre ambos países, que en junio se colocó en 26.200 millones de
dólares, el más alto en un mes desde octubre de 2008.
Pekín niega que el desequilibrio comercial guarde relación con la
cotización de su moneda.
El Gobierno de Obama presentó ante la Organización Mundial de
Comercio (OMC) la semana pasada dos nuevas quejas sobre las
prácticas comerciales chinas.
En sus declaraciones al comienzo de la reunión, Obama y Wen
evitaron hoy mencionar públicamente asuntos candentes como la
cotización del yuan o las tensiones entre Pekín y Tokio.
En esas breves declaraciones a la prensa, Obama alabó la
cooperación con China en áreas como la lucha contra la crisis
global, la no proliferación nuclear y el cambio climático.
En un eco del discurso que había pronunciado poco antes ante la
Asamblea General, en el que aseguró que la economía mundial se había
apartado del abismo de la recesión, Obama reiteró que "hemos
estabilizado la economía mundial, que ha comenzado a crecer de
nuevo".
El mandatario estadounidense expresó también su interés por
encontrarse de nuevo con el presidente chino, Hu Jintao, y con el
propio Wen en la cumbre del G20, las principales economías
mundiales, que se celebrará en Seúl entre el 11 y el 12 de noviembre
próximo.
Hu está invitado además a ir a Estados Unidos, en una visita de
Estado cuya fecha aún no se ha anunciado.
Por su parte, el primer ministro chino, que escuchó rígidamente a
Obama mientras el estadounidense hablaba, mencionó "diferencias que
se pueden resolver mediante el diálogo" y aseguró que había acudido
a la Asamblea General de la ONU en un "espíritu de cooperación".
Wen, como Obama, destacó la colaboración entre los dos países en
áreas como "las finanzas, la economía y el comercio".
Ninguno de los dos líderes quiso responder a preguntas antes de
proseguir con la reunión, a puerta cerrada.
Aunque el encuentro estuvo dominado por asuntos económicos, ambos
abordaron -brevemente, según precisó Bader- la disputa de China y
Japón en las islas Diaoyu, o Senkoku en japonés.
Obama indicó su deseo de que la disputa se resolviera pronto, y
que sean ambos países quienes la solucionen de manera bilateral.
El presidente se encontraba en la curiosa posición de poder
actuar como mediador, toda vez que hoy tiene previsto también, tras
su encuentro con Wen, reunirse con el primer ministro japonés, Naoto
Kan.
No obstante, Bader descartó que Estados Unidos quiera implicarse
en la disputa como parte mediadora. EFE
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