París, 14 sep (EFE).- El presidente francés, Nicolas Sarkozy,
avanzó hoy que su país va a trabajar para que las organizaciones
internacionales, empezando por la Unión Europea (UE), integren el
bienestar social en los indicadores económicos, que no deben
limitarse a cifrar la producción como hasta ahora.
"Francia luchará para que todas las organizaciones
internacionales modifiquen sus estadísticas", anunció Sarkozy en la
presentación de un informe que había encargado a una comisión
dirigida por el Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, sobre el
progreso económico.
El presidente francés contó que para conseguirlo primero
"propondrá a sus socios europeos que Europa dé ejemplo" y también
que "Francia va a adaptar su aparato estadístico en consecuencia".
"Desde hace mucho tiempo hay un problema con lo que calculamos y
con la manera en que utilizamos" indicadores económicos, y en
particular el Producto Interior Bruto (PIB), explicó.
A ese respecto, precisó que "durante años las estadísticas han
mostrado un crecimiento económico cada vez más fuerte", pero
paradójicamente se ve también que "este crecimiento, al poner en
peligro el futuro del planeta, destruye más de lo que crea".
También indicó que "en todo el mundo, los ciudadanos creen que se
les miente, que las cifras son falsas y, peor aún, que están
manipuladas" y "nada es más destructor para la democracia".
"La religión del número", como calificó a la manera de elaborar
las estadísticas, "es una forma de no hablar nunca de las
desigualdades".
Los autores del informe -entre los que figuran aparte de Stiglitz
el también Nobel Amartya Sen- consideran que aunque el PIB "no es
erróneo", sin embargo "se utiliza de forma errónea", en particular
cuando aparece como "una medida del bienestar económico".
Para romper con esa imagen, estiman que "es hora de que nuestro
sistema económico ponga más acento en la medida del bienestar de la
población que en el de la producción económica" y defienden "el
carácter central de la calidad de vida"..
"Los atascos de tráfico pueden incrementar el PIB, puesto que
suponen un aumento del consumo de gasolina, pero no el bienestar",
señalan a modo ilustrativo los autores del documento.
Stiglitz y los otros economistas que han trabajado en este asunto
lanzan una docena de recomendaciones, empezando por la de que "para
evaluar el bienestar material, hay que analizar los ingresos y el
consumo más que la producción", que encubre muchas disparidades.
Por eso se apuesta por medir la situación de los individuos en
función de su categoría y no como media nacional, es decir, evaluar
el impacto de la inflación o de la evolución del poder adquisitivo
para cada grupo socio-económico, que no es igual.
La "comisión Stiglitz" quiere que en los indicadores de progreso
económico se incorporen actividades no monetarias, como las de las
mujeres que trabajan en su casa y también "la forma en que la gente
gasta su tiempo".
Sobre la calidad de vida, estima que no hay que limitarse a
contabilizar la dimensión material de la riqueza, sino también las
relaciones sociales, el ambiente político o la inseguridad, que
sirven para calcular la satisfacción de cada cual.
En cuanto al desarrollo sostenible, se sugiere la necesidad de
crear indicadores monetarios para poder estimar no sólo -como ocurre
ahora con el PIB- la disminución de la producción inmediata como
consecuencia de una catástrofe natural, sino también la
"depreciación del capital natural o físico" que tendrá consecuencias
para las generaciones futuras. EFE