Lisboa, 15 sep (EFE).- El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, justificó hoy su apoyo a la opción de vender el Novo Banco en el plazo más breve posible por considerar que es una forma de limitar riesgos.
En declaraciones a los periodistas, el máximo responsable del Ejecutivo conservador descartó que exista interés en esconder los problemas generados por la crisis en el Grupo Espírito Santo -un emporio empresarial con gran influencia y poder en el país que amenaza con derrumbarse por completo- pese a un hipotético impacto electoral.
"Si hubiese interés en tapar el problema para hacer las elecciones -previstas para junio de 2015- más cómodas a los partidos en el Gobierno no estaríamos satisfechos con la actuación del gobernador del Banco de Portugal, y sin embargo sí lo estamos", destacó.
Passos Coelho dio su apoyo total una vez más al supervisor luso, que decidió a principios de agosto intervenir el Banco Espírito Santo (BES) por sus multimillonarias pérdidas, tras detectar "irregularidades" en sus cuentas y optó por dividirlo en dos: una parte con sus activos saludables, para lo que se creó el "Novo Banco", y otra con los tóxicos, que mantiene la marca original.
Ahora, tanto el Gobierno luso como el Banco de Portugal defienden su venta a corto plazo, una estrategia con la que no coincidían los actuales administradores del Novo Banco liderados por el presidente de la entidad, Vítor Bento, y que motivó su renuncia este mismo fin de semana.
Para sustituir a la administración saliente -apenas pasaron dos meses en el cargo-, el regulador anunció ayer la elección de un banquero con larga experiencia en el sector como Eduardo Stock da Cunha para tomar las riendas de la entidad y facilitar su colocación en el mercado.
"En la medida en que el Novo Banco fue constituido con los mejores activos del BES, cuanto más tiempo pase hasta su alienación (...), más riesgo tendrá la operación", opinó Passos Coelho.
El primer ministro recordó que tras ser intervenida, la entidad pertenece al Fondo de Resolución, un instrumento creado a instancias de la UE y en el que participa todo el sector financiero del país, por lo que en caso de pérdidas, serán los bancos lusos los que deban asumirlas y no los contribuyentes.
Por este motivo, subrayó que a los propios bancos portugueses no les conviene aplazar el proceso de venta del Novo Banco, ya que desconocen el coste final de la operación, y eso debe reflejarse en sus balances.
"Es interés de todos que el proceso se desarrolle en las mejores condiciones para disminuir la incertidumbre, pero no deprisa ni mañana mismo", precisó.
La inesperada renuncia de Bento y otros dos administradores del Novo Banco ha generado una intensa polémica en Portugal. Mientras el Gobierno y el banco central luso los responsabilizan de la incertidumbre creada, diferentes analistas y políticos de la oposición de izquierdas censuran las prisas para deshacerse de la entidad.