Shanghái (China), 4 may (EFE).- A pesar del momento de optimismo entre los inversores que ha estado impulsando a las bolsas chinas en los seis últimos meses, hasta niveles que no conocían desde 2008, los analistas locales advierten del riesgo de esta larga racha alcista, que ya hizo crecer a Shanghái un 120 por ciento en un año.
Según recoge hoy la agencia oficial Xinhua, entre el primer día de cotización de mayo de 2014 y el pasado 30 de abril, el índice general de Shanghái, el referencial de los parqués chinos, ganó un 119 por ciento.
De manera similar, el índice general de Shenzhen (la segunda bolsa del país, en la provincia suroriental de Cantón) creció en el mismo período un 103 por ciento.
La capitalización de mercado agregada de ambos mercados aumentó un 138 por ciento en el mismo período, hasta sus actuales 56 billones de yuanes (8,06 billones de euros, 9,01 billones de dólares).
Aunque los analistas prevén que continúe la racha alcista, gracias a la esperanza del mercado en las reformas de apertura económica que está lanzando Pekín, muchos temen los riesgos subyacentes.
La clave está en que el optimismo bursátil no está directamente relacionado con el crecimiento económico del país, que se está ralentizando hacia una "nueva normalidad" de crecimientos interanuales de en torno a un 7 por ciento, sino con la confianza en la política de Pekín y en la disponibilidad de fondos para invertir.
Eso es lo que mantiene el analista Ni Zhengdong, fundador de la firma financiera Zero2IPO, quien sostiene que el apoyo de Pekín a la innovación y el emprendimiento empresarial como motores de esa "nueva normalidad" y a la adopción preferente de tecnología china en el país sostienen la fe en esta economía en plena reestructuración.
Todos esos factores han traído una "enorme energía positiva" al mercado de valores, añade.
A eso se suma la caída de los precios inmobiliarios y la recolocación de activos bancarios y, también, personales de los especialmente numerosos inversores individuales en los parqués chinos, señaló por su parte Guan Qingyou, director ejecutivo del instituto de investigación de la correduría Minsheng.
La racha continuará, dijo, hasta que se aprecie "una mejora continua en las ventas inmobiliarias, un crecimiento superior al 30 por ciento en las inversiones en construcción de infraestructuras, un ascenso sostenido de los precios de las materias primas y un índice de los precios al consumo positivo", entre otros indicadores.
En efecto, la falta de vinculación de esta racha alcista con la economía real es su mayor punto débil, por lo que la propia Comisión Reguladora del Mercado de Valores (CRMV) ha advertido ya de que un mercado que crezca de manera más lenta y sostenible sería más beneficioso para todos.
Tras cinco años consecutivos de pérdidas, las bolsas chinas empezaron a levantar cabeza en el último trimestre de 2014, por una suma de inyecciones de capital del banco central en el sistema financiero, y por el vínculo bursátil parcial entre Shanghái y Hong kong, por lo que Shanghái ganó en 2014 un 51,79 por ciento.
Esa inercia positiva continuó durante el comienzo de 2015, y en marzo se disparó, cuando el primer ministro, Li Keqiang, dijo que su Gobierno tiene "muchas" herramientas para incentivar la economía si es necesario.