Brasilia, 8 oct (EFE).- El director general de la OIT, Guy Ryder, dijo hoy que la meta de erradicar el trabajo infantil para 2016 corre el riesgo de no ser alcanzada e instó a los gobiernos a que, en vez de "preparar disculpas", aceleren el combate a ese flagelo que afecta a 168 millones de menores en todo el mundo.
Con esa severa advertencia, Rider inauguró hoy en Brasilia la III Conferencia Global sobre Trabajo Infantil, ante la cual aseguró que la cifra de 168 millones de niños trabajadores es una de las "pésimas noticias" de este año.
"Hace una década nos trazamos la meta de eliminar las peores formas de trabajo infantil para 2016", pero, "al paso que vamos, no alcanzaremos esa meta y eso será un fracaso colectivo", declaró el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Frente a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien también participó en la apertura de la conferencia, Rider citó el último informe sobre trabajo infantil de la OIT, publicado en septiembre pasado, según el cual el número de niños trabajadores en el mundo se ha reducido en un tercio en los últimos diez años.
Consideró ese dato como un "progreso fantástico", pero afirmó que el ritmo de disminución de ese fenómeno es muy lento y que se corre el riesgo de que los Gobiernos puedan "dormirse en los laureles" de esas conquistas.
También subrayó que, de los 168 millones de niños trabajadores que aún existen, la mitad está sometida a lo que la OIT califica de "peores formas" de trabajo infantil, que son la esclavitud, la servidumbre, el trabajo forzoso y la explotación sexual.
"Tenemos que preparar nuevos planes, seguir con nuestros planes, y no preparar nuestras disculpas", pues "existe el peligro de que en los últimos kilómetros de la larga marcha contra el trabajo infantil miremos hacia otro lado y paremos antes del fin del camino", alertó.
A su turno, Rousseff afirmó que la "erradicación" del trabajo infantil es una "tarea moral, ética y social" que la comunidad internacional aún tiene pendiente.
"Les debemos a los niños una infancia sin violencia y sin ningún tipo de explotación, les debemos un futuro de plena protección, de derechos y de afirmación", declaró Rousseff ante delegados de unos 140 países que asisten a la conferencia.
Según la presidenta brasileña, los datos de la OIT "asustan" y representan "uno de los mayores desafíos de nuestros tiempos".
Rousseff destacó que "la comunidad internacional avanzó mucho en la protección jurídica de los niños" y que se cuenta con "un amplio conjunto de tratados y convenciones" sobre el trabajo infantil, pero admitió que "todo eso contrasta con la realidad cotidiana" de los 168 millones de niños trabajadores que aún existen en el planeta.
En la jornada inaugural de la cita también intervino el mexicano Octavio Carvajal, presidente de la Organización Internacional de Empleadores (OIE), quien presentó el punto de vista de la empresa privada.
Carvajal aseguró que la gran mayoría de los empresarios del mundo rechaza esas prácticas y también admitió que existe una minoría que las fomenta, pero aseguró al mismo tiempo que la responsabilidad de la fiscalización y el cumplimiento de las leyes le cabe a los Estados.
"No se puede trasladar a las empresas esa responsabilidad", dijo el presidente de la OIE, quien sin embargo apuntó que el sector privado debe "asociarse" a los Gobiernos para acabar con el trabajo infantil, un mal que "trasciende el orden ético y moral", "afecta la reputación de las empresas" y "compromete el crecimiento económico".
La Conferencia Global sobre Trabajo Infantil ha sido organizada por el Gobierno de Brasil y la OIT, junto con otras agencias de las Naciones Unidas y entidades dedicadas a la defensa de los derechos humanos y de los derechos de la infancia en particular.
El evento concluirá el próximo jueves, cuando será divulgada la "Carta de Brasilia", un documento que recogerá las conclusiones de los tres días de debates. EFE
ed/cm/cr
Con esa severa advertencia, Rider inauguró hoy en Brasilia la III Conferencia Global sobre Trabajo Infantil, ante la cual aseguró que la cifra de 168 millones de niños trabajadores es una de las "pésimas noticias" de este año.
"Hace una década nos trazamos la meta de eliminar las peores formas de trabajo infantil para 2016", pero, "al paso que vamos, no alcanzaremos esa meta y eso será un fracaso colectivo", declaró el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Frente a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien también participó en la apertura de la conferencia, Rider citó el último informe sobre trabajo infantil de la OIT, publicado en septiembre pasado, según el cual el número de niños trabajadores en el mundo se ha reducido en un tercio en los últimos diez años.
Consideró ese dato como un "progreso fantástico", pero afirmó que el ritmo de disminución de ese fenómeno es muy lento y que se corre el riesgo de que los Gobiernos puedan "dormirse en los laureles" de esas conquistas.
También subrayó que, de los 168 millones de niños trabajadores que aún existen, la mitad está sometida a lo que la OIT califica de "peores formas" de trabajo infantil, que son la esclavitud, la servidumbre, el trabajo forzoso y la explotación sexual.
"Tenemos que preparar nuevos planes, seguir con nuestros planes, y no preparar nuestras disculpas", pues "existe el peligro de que en los últimos kilómetros de la larga marcha contra el trabajo infantil miremos hacia otro lado y paremos antes del fin del camino", alertó.
A su turno, Rousseff afirmó que la "erradicación" del trabajo infantil es una "tarea moral, ética y social" que la comunidad internacional aún tiene pendiente.
"Les debemos a los niños una infancia sin violencia y sin ningún tipo de explotación, les debemos un futuro de plena protección, de derechos y de afirmación", declaró Rousseff ante delegados de unos 140 países que asisten a la conferencia.
Según la presidenta brasileña, los datos de la OIT "asustan" y representan "uno de los mayores desafíos de nuestros tiempos".
Rousseff destacó que "la comunidad internacional avanzó mucho en la protección jurídica de los niños" y que se cuenta con "un amplio conjunto de tratados y convenciones" sobre el trabajo infantil, pero admitió que "todo eso contrasta con la realidad cotidiana" de los 168 millones de niños trabajadores que aún existen en el planeta.
En la jornada inaugural de la cita también intervino el mexicano Octavio Carvajal, presidente de la Organización Internacional de Empleadores (OIE), quien presentó el punto de vista de la empresa privada.
Carvajal aseguró que la gran mayoría de los empresarios del mundo rechaza esas prácticas y también admitió que existe una minoría que las fomenta, pero aseguró al mismo tiempo que la responsabilidad de la fiscalización y el cumplimiento de las leyes le cabe a los Estados.
"No se puede trasladar a las empresas esa responsabilidad", dijo el presidente de la OIE, quien sin embargo apuntó que el sector privado debe "asociarse" a los Gobiernos para acabar con el trabajo infantil, un mal que "trasciende el orden ético y moral", "afecta la reputación de las empresas" y "compromete el crecimiento económico".
La Conferencia Global sobre Trabajo Infantil ha sido organizada por el Gobierno de Brasil y la OIT, junto con otras agencias de las Naciones Unidas y entidades dedicadas a la defensa de los derechos humanos y de los derechos de la infancia en particular.
El evento concluirá el próximo jueves, cuando será divulgada la "Carta de Brasilia", un documento que recogerá las conclusiones de los tres días de debates. EFE
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