Roma, 7 feb (.).- El banco italiano Monte dei Paschi di Siena (MI:BMPS) (MPS), recapitalizado cautelarmente en 2017 por sus problemas financieros, obtuvo un beneficio neto de 309,5 millones de euros en 2021 frente a las pérdidas de 1.687 millones del 2020.
La entidad publicó hoy sus resultados del pasado ejercicio y dijo que su resultado operativo bruto fue de 873,8 millones de euros, un 15,3 % superior en términos interanuales; mientras que el beneficio operativo neto fue de 629,2 millones de euros, frente a 20,3 millones en negativo de un año antes.
La entidad incrementó sus ingresos un 1,3 % interanual, hasta 2.979,8 millones de euros, y redujo sus costes un 3,6 % hasta 2.106 millones.
Los márgenes de interés se situaron en 1.221,5 millones de euros, un 5,4 % menos, y las comisiones netas alcanzaron 1.484 millones, un 3,8 % más.
MPS cerró 2021 con una ratio de capital de máxima calidad, CET1 "fully loaded", del 11 %, frente al 9,9 % del 2020, e incrementó 3,8 puntos porcentuales los niveles de cobertura respecto a diciembre del 2020, al tiempo que aminoró su volumen de créditos morosos a niveles de antes de la pandemia.
Los resultados de MPS son positivos, pero aún así el Consejo de Administración ha decidido este lunes relevar a su consejero delegado, Guido Bastianini, en medio de las negociaciones que mantiene el Tesoro, que posee el 64 % del capital, con la Comisión Europea (CE) para ganar más tiempo para su privatización.
Luigi Lovaglio será el nuevo CEO y director general, siempre y cuando el Banco Central Europeo (BCE) no se oponga, mientras que Bastianini seguirá siendo miembro del consejo, indicó el banco, que no dio más detalles sobre las razones de la decisión.
El relevo de Bastianini como CEO se interpreta como un mensaje de discontinuidad por parte del Estado italiano hacia Bruselas, que trata de negociar más tiempo para salir del capital, tal y como pactó con las autoridades europeas cuando salvó el banco en 2017 con dinero público.
Entonces se comprometió a privatizar MPS en 2021, pero el pasado año el Tesoro italiano fracasó en su venta a UniCredit (MI:CRDI), porque este pedía a la entidad toscana que acometiera una ampliación de capital de unos 6.000 millones de euros, el doble de lo que calculaba el Estado italiano, y no había otros interesados.