València, 27 oct (.).- El presidente de CaixaBank (BME:CABK), José Ignacio Goirigolzarri, ha asegurado este viernes en València que "la cohesión social no figura en los datos macroeconómicos pero es clave para la paz y la calidad de vida, y por eso ha de ser prioritaria para los políticos y los actores económicos".
Goirigolzarri ha hecho estas declaraciones en la Facultad de Derecho de València, en la clausura del tercer congreso internacional de Derecho Bancario, que se celebra bajo el lema "Hacia una actividad bancaria sostenible; verde, social y con inteligencia artificial".
A su juicio, la transición energética está provocando unas "extraordinarias tensiones geopolíticas", por el acopio de materias primas en industrias estratégicas y ha mencionado el cobalto, el litio o la preponderancia de China en la fabricación de componentes para la energía solar.
"La transición energética genera además un dilema moral extraordinario, pues los países que menos se han beneficiado, los que menos han contaminado y tienen un menor PIB sufren más las consecuencias del calentamiento global. La COP21 de París puso un precio a esto. Los países desarrollados habían de donar a estos países menos desarrollados 100.000 millones de euros al año, pero realmente sólo se han recibido el 8 % de esos fondos", ha agregado.
Y también se está politizando la sostenibilidad, según ha expuesto: "Lo vemos con mayor virulencia en Estados Unidos, donde está muy clara la tensión entre demócratas y republicanos".
En opinión de Goirigolzarri, "debemos ser conscientes de que la transición se producirá en cualquier caso; si lo hacemos de forma ordenada empezaremos a sentir los costes desde ahora, si esperamos a que los impactos negativos sean acuciantes los costes serán mucho mayores, reaccionaremos de forma abrupta y desordenada".
Aunque ha admitido que "una transición sostenible y justa es difícil, cuando aparece la incertidumbre también lo hacen las oportunidades. España tiene oportunidad de aprovechar la redefinición de las cadenas de suministro, su situación geográfica o el apoyo de la UE a la autonomía energética".
En esta transición, que es "distinta a las anteriores", los incentivos serán clave para lograr los objetivos: "Es distinta a la transición del carbón y del petróleo porque antes sólo se buscaba aumentar la productividad y ahora, además de eso, se han de controlar las emisiones y garantizar la seguridad de los suministros", ha explicado.
Según el presidente de CaixaBank, la actual transición energética es universal, acelerada, incierta y exige grandes recursos. "Nos autoimponemos una transición tres veces más rápida que la última que vivimos, la del petróleo, y que además -ha apuntado- requiere tecnologías de las que todavía no disponemos".
"En Europa se estima que se ha de destinar el 4,5 % del PIB para lograr los objetivos 2030, pero actualmente se dedica el 2,5 %", según ha advertido.
Por ello, Goirigolzarri ha señalado como uno de los principales problemas el lograr que las inversiones necesarias tengan "retornos atractivos y esquemas normativos que las fomenten, porque sin inversores no habrá cambio".
En este sentido, ha resaltado la importancia de la pedagogía social y "no sólo en término de hábitos, porque los cambios conllevarán el incremento de los precios de algunos productos y servicios".