La farmacéutica británica GlaxoSmithKline (LON:GSK) ha iniciado una demanda contra la estadounidense Moderna en un tribunal federal de Delaware. La reclamación alega que Moderna ha infringido las patentes de GSK relacionadas con la tecnología de ARN mensajero (ARNm), específicamente en el desarrollo y venta de su vacuna contra la COVID-19, Spikevax.
La acción legal sostiene que las nanopartículas lipídicas empleadas por Moderna para transportar el ARNm a las células violan las patentes de GSK. Según la compañía británica, estas patentes fueron cruciales para la tecnología de ARNm utilizada en las vacunas de Moderna. Cabe destacar que GSK había presentado una demanda similar contra Pfizer (NYSE:PFE) y BioNTech (NASDAQ:BNTX) en el mismo tribunal en abril, dirigida a su vacuna conjunta contra la COVID-19.
GSK persigue una indemnización monetaria por una cantidad no especificada. La empresa ha manifestado su disposición a licenciar estas patentes bajo términos que considera comercialmente razonables, subrayando la importancia de mantener el acceso a las vacunas para los pacientes.
Un portavoz de Moderna ha reconocido el litigio y ha declarado que la compañía tiene la intención de defenderse enérgicamente contra estas reclamaciones. Esta demanda se suma a las disputas legales en curso que involucran a algunas de las mayores farmacéuticas sobre los derechos de patentes relacionados con la tecnología de ARNm utilizada en las vacunas contra la COVID-19. Es importante mencionar que en 2022, Moderna había demandado a Pfizer por cuestiones similares.
Moderna reportó ingresos de 6.700 millones de dólares por Spikevax en el último año, mientras que las ventas de Pfizer de su vacuna con BioNTech, Comirnaty, alcanzaron los 11.200 millones de dólares. Cabe destacar que las ventas de ambas vacunas han experimentado una disminución significativa respecto a las cifras de 2022.
GSK afirma que sus patentes, que se remontan a trabajos pioneros realizados en 2008, son fundamentales para la cartera de vacunas de ARNm de Moderna. La farmacéutica británica adquirió estos derechos a través de la compra de un segmento del negocio de vacunas de Novartis en 2015. El desenlace de esta batalla legal podría tener implicaciones sustanciales para las empresas involucradas y el futuro de la tecnología de vacunas.
Reuters contribuyó a este artículo.
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