Brasilia, 16 feb (EFE).- La amplia mayoría de los parlamentarios oficialistas en la Cámara de Diputados brasileña se impuso hoy en una polémica votación sobre el alza del salario mínimo y aprobó el 5,88% propuesto por la presidenta Dilma Rousseff, pese al rechazo de los sindicatos.
El salario mínimo pasará de los actuales 510 reales (305 dólares) a 545 reales (326 dólares), un aumento que había sido definido por el anterior jefe de Estado, Luiz Inácio Lula da Silva.
La votación se resolvió entre los líderes de los diferentes grupos políticos con representación parlamentaria, mientras que el plenario votó a continuación y rechazó holgadamente dos enmiendas presentadas por la oposición que pretendían elevar el salario mínimo hasta 560 ó 600 reales (335 ó 359 dólares).
La última enmienda, que fue votada cerca de la medianoche, recibió 361 votos negativos del oficialismo, frente a 120 apoyos y once abstenciones.
El asunto deberá ser debatido y votado en el Senado, pero el resultado será seguramente el mismo, pues la mayoría oficialista es aún más sólida en esa Cámara.
Antes de la votación, unos 1.500 sindicalistas realizaron una manifestación frente a la Cámara de Diputados, en la que insistieron en su exigencia de que el mínimo fuera elevado a 560 reales.
La polémica por el salario es la primera que enfrenta a Rousseff y los sindicatos, aunque la Central Única de Trabajadores (CUT), la principal organización obrera del país, se abstuvo de participar en protestas y más que un aumento mayor exigió que se establezca una ley para definir las subidas salariales, sin necesidad de debate.
Muchos de los delegados de las centrales obreras presenciaron el debate desde las gradas de la Cámara y, paradójicamente, abuchearon cada vez que algún parlamentario respaldaba al Gobierno y también las veces que la oposición cargó contra Lula o Rousseff, quien asumió el poder el pasado 1 de enero.
El grupo oficialista se afincó en la necesidad de respetar un acuerdo pactado por el Gobierno de Lula con los sindicatos, mediante el cual las subidas salariales anuales dependen de una combinación de factores, entre los que priman el crecimiento de la economía y la inflación de los dos años anteriores.
Según el Gobierno, el aumento ofrecido no supera a la inflación de 2010, que fue del 5,91%, por los resultados de 2009, año en que la economía se contrajo un 0,6% a consecuencia de la crisis global.
El diputado Vicente Paulo Da Silva, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y relator del proyecto de aumento, comparó incluso el valor del nuevo salario en la divisa estadounidense y recordó que, en 2003, cuando esa formación llegó al poder con Lula, era equivalente a 70 dólares y que ahora será de 328 dólares.
También hizo hincapié en que, entre 2003 y 2010, con el PT en el Gobierno, el salario mínimo tuvo un aumento real del 57%.
Asimismo, aseguró que mediante el mecanismo que combina inflación y crecimiento, el valor del salario mínimo superará en 2012 los 600 reales, pues se tomará en cuenta para el cálculo la expansión del 7% que la economía tuvo en 2010.
La oposición, por su parte, mejoró incluso el pedido de los sindicatos y exigió que el mínimo aumente ahora a 600 reales, lo que consideró "factible" desde el punto de vista contable, pese a que el Gobierno sostiene que esa cifra causaría un severo desequilibrio fiscal.
Según el diputado Onyx Lorenzoni, del opositor partido Demócratas (DEM), la responsabilidad por un alza salarial que no compensa la inflación del año pasado ni siquiera es de Rousseff, sino de lo que calificó de "herencia maldita" dejada por Lula, quien promovió un fuerte aumento del gasto público para enfrentar la crisis global.
"Es por la farra de Lula", denunció el opositor, abucheado tanto por el oficialismo como por muchos de los sindicalistas que coparon las gradas de la Cámara baja. EFE
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