Ricardo Ruiz Varo y Jorge Ocaña
Bruselas, 8 may (.).- Después de casi siete meses, las terrazas volvieron este sábado a la calles bruselenses en un día gris y lluvioso que no ha impedido que personas de todas las edades disfruten del primer día con bares y restaurantes abiertos en sus zonas exteriores en Bélgica.
La reapertura de terrazas, que llega como agua de mayo para clientes y hosteleros, supone el comienzo de la tercera fase de una desescalada paulatina y que se ha hecho esperar, tras meses de duras restricciones, pero que augura que la vuelta a la vida antes de la pandemia se acerca lentamente.
"Tenemos que acomodarnos a la vida normal y esto es el primer día de una nueva vida", celebra Jasper, el cliente que ha estrenado la terraza del Pepete et Ronron, un bar de comida española situado en la famosa plaza de Jourdan en el Barrio Europeo (de Bruselas).
EL FINAL DE UNA "PESADILLA" PARA LOS HOSTELEROS
Justo después de servirle una ración de tortilla de patatas con jamón a Jasper, Sergio, uno de los dueños del bar, asegura a Efe que esperaba este regreso "con ansias".
"Esta noche tenemos todas las mesas reservadas", añade orgulloso pero también temeroso de que el tiempo desanime a las personas a acudir al bar durante el resto del día.
En un país donde el cierre de la hostelería se ha prolongado durante varios meses, la asistencia de clientes en estos primeros días de reapertura es vital para la supervivencia de los bares, opina Jasper.
"Estoy contento por la gente que está trabajando, estoy aquí para apoyarlos lo mejor que puedo", apunta.
Mesas y sillas también han vuelto a inundar la plaza de Luxemburgo localizada frente al Parlamento Europeo y que cada jueves, de antes de la pandemia, se convertía en el principal enclave de ocio de la ciudad.
Allí, el bar Ginette, uno de los locales de más renombre de la zona, ha subido la persiana tras un encierro que ha sido "una auténtica pesadilla", comenta a Efe su dueño, Nick Balfour.
"Lo peor fueron los primeros tres meses que continuábamos creyendo que íbamos a reabrir, por lo que aguantamos todo nuestro 'stock' y al final tuvimos que tirarlo a la basura", comenta.
Sin embargo, el barista espera que esta vuelta al trabajo sea el comienzo "de unos días felices".
"Toda mi plantilla lleva emocionada toda la semana. Es fantástico sentir que estamos volviendo a la normalidad, que vuelvan los clientes", comenta Nick, cuyo bar colgará esta semana el cartel de completo.
El gran día para Ginette llegará con la vuelta de "Plux", nombre que reciben las noches de ocio de cada jueves en la plaza de Luxemburgo, aunque reconoce que "no será lo mismo".
"No será posible sentir el lugar como lo sentíamos antes, probablemente la gente no podrá bailar sobre las mesas como lo hacían antes", lamenta Balfour quien asegura que aun así "será divertido".
.O EN VERANO "PERO CON LLUVIA"
En un país en el que de media llueve 200 días al año, las precipitaciones no podían faltar en esta fecha tan señalada en el calendario de todos los belgas, para quienes la cultura de bares está tan presente como para los españoles.
Bajo un parasol que para esta ocasión ha funcionado como paraguas, Jordan bebe su primer café en una terraza bruselense junto a un par de amigos.
"Aunque llueva, estamos de verano", dice entre risas el joven, que asegura que, por su condición de belga, está acostumbrado a ese tiempo: "si no puedes salir cuando llueve, entonces nunca sales".
En otra terraza, Raquel, una española emigrante en Bruselas disfruta de su primer "apero", el tapeo belga, en meses, lo que le hace estar "muy contenta", a pesar de que el tiempo no acompañe.
Cuenta que volvió hace unos meses a España y pudo comprobar de primera mano "el cambio enorme" que hay entre las restricciones de un país y otro.
"Ha sido muy largo y bastante duro" - lamenta - "solo podíamos ir al parque".
Con este nuevo paso en la desescalada, poco a poco, Bruselas se encamina a recuperar la normalidad para volver a ser la ciudad cosmopolita y llena de vida que siempre ha sido.
rrv-
(foto) (vídeo) (audio)