Programa brasileño de combate a la pobreza beneficia a 50 millones en 2013

Río de Janeiro, 24 oct (EFE).- El programa del Gobierno brasileño de combate al hambre, que concede subsidios a los pobres, beneficia actualmente a 14 millones de familias, lo que equivale a 50 millones de personas, con un presupuesto que aumentó hasta los 23,95 millones de reales (unos 10,9 millones de dólares) en 2013.

Así lo afirmó la ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre de Brasil, Tereza Campello, en una rueda de prensa hoy en Río de Janeiro en la que añadió que el presupuesto del programa Bolsa Familia (Beca Familia) en 2013 se incrementó en casi 4 millones de reales (unos 1,8 millones de dólares) con respecto al año anterior.

Asimismo aseguró que durante los diez años transcurridos desde el comienzo de este programa el porcentaje de niños y adolescentes brasileños en condiciones de pobreza extrema se redujo de cerca del 10,5 % en 2003 a aproximadamente el 0,3 % en 2013.

De este modo, el 39 % de los brasileños que abandonaron la pobreza extrema en la última década tenían menos de 14 años y el 29 % entre 14 y 29.

El programa, que pretende que todas las familias cuenten con un presupuesto mínimo de 70 reales (31 dólares) por persona al mes, también muestra que los más favorecidos por el Bolsa Familia fueron mujeres y negros, que son los que más sufren esa lacra.

Uno de los efectos directos del incremento económico de las familias fue la mejora de la alimentación de los niños brasileños, entre los que el índice de baja estatura se redujo del 16,8 % en 2003 al 14,5 % en 2013.

Además, la mejora de la alimentación, unida al avance de la sanidad pública, también generó un descenso notable en la tasa de mortalidad infantil, que bajó un 40 % en Brasil y un 50 % en el norreste, la región más pobre del país.

Según afirmó Campello durante su intervención, la mejora de la alimentación en niños terminó con uno de los males endémicos del país, ya que hasta ahora impedía el desarrollo orgánico e intelectual de los menores, generando polos de miseria aún mayor.

Preguntada por la posibilidad esgrimida por algunos opositores de que se emplee este sistema de ayudas públicas para "comprar votos" al entregar dinero a los más necesitados, Campello aseguró que eso no se corresponde con la realidad porque "el único requisito para acceder a las ayudas es ser pobre".

En ese sentido, la ministra destacó que los fondos procedentes del Gobierno brasileño son repartidos por los ayuntamientos y "han llegado a todos los municipios independientemente del partido que los gobierna", lo que, a su juicio, muestra la carencia de un sesgo ideológico en el reparto de estas ayudas.

Campello también se refirió a otra de las críticas más habituales del proyecto, que es la posibilidad de generar una excesiva dependencia de las ayudas gubernamentales entre los receptores de esos fondos, algo a lo que ella respondió afirmando que, según los datos oficiales, el 75 % de los beneficiarios son económicamente activos.

"La población receptora de Bolsa Familia trabaja y tiene los peores empleos. Lo único que hace el programa es dotar a esas familias de recursos hasta llegar a los 70 reales (meta marcada por los Objetivos del Milenio de la ONU)", aseguró.

En referencia a las manifestaciones que azotan el país desde el pasado junio en demanda por mejores servicios, Campello aseguró que las protestas tienen "múltiples objetivos", lo que, en su opinión, demuestra que "hacen falta más cosas", además del programa Bolsa Familia.

"Es una señal de madurez de Brasil", concluyó. EFE