París, 20 nov (EFE).- La dirección del grupo automovilístico PSA ha recibido un mandato del consejo de vigilancia para que continúe sus negociaciones con Donfeng, que podrían concluir con la entrada de estos socios chinos en su capital, publicó hoy "Les Echos".
Ese mandato fue otorgado pese a las "numerosas reticencias" que se manifestaron el lunes en la reunión del consejo de vigilancia, afirmó el diario económico.
PSA no quiso hacer ningún comentario, ni siquiera sobre la celebración de esa reunión, y por boca de una portavoz se limitó a recordar cuál es la posición oficial de la empresa desde hace semanas.
Así, la portavoz señaló que "Dongfeng es un socio estratégico con el que trabajamos desde 1992" y con el que el grupo francés tiene una filial en China (con tres factorías de producción) y con el que se estudia de forma continuada un desarrollo de proyectos comunes.
También reiteró que se están estudiando proyectos de desarrollo comercial e industrial con "diferentes socios", y eso incluye una dimensión financiera, pero puntualizó que todos ellos se encuentran en un estadio prematuro.
Según "Les Echos", una parte de las reticencias para un acuerdo con Dongfeng es que la participación de la familia Peugeot, que tiene un 25 % del capital de PSA y el 38 % de los derechos de voto, quedaría diluida y perdería el control que ha ejercido históricamente.
Una fuente próxima a los Peugeot citada por el diario, en cualquier caso, afirmó que "no hay ningún freno" y que no se oponen "a lo que es necesario para la supervivencia" de la compañía, pero que "hay que darse tiempo" y no ponerse de lleno "en las manos de los chinos".
Además, uno de los negociadores en PSA también cubierto por el anonimato, señaló a la publicación que "por ahora nadie muestra sus cartas, ni se posiciona. Veremos el día en que se finalice un acuerdo con los chinos".
Por otro lado, -siempre según "Les Echos"- PSA está discutiendo con el Santander la cesión de una participación de su filial financiera y para establecer una alianza con este banco español en Brasil. EFE