Ángel Gómez
Nueva York, 24 ago (EFE).- Wall Street se pegó hoy uno de los peores batacazos de los últimos años, contagiado por el pesimismo mundial, en una sesión rara desde el comienzo y en medio de opiniones de quienes creen que no hay razones para el pánico.
El Dow Jones de Industriales, el indicador más importante del mercado, perdió 588 puntos o un 3,58 %, con un descenso parecido al que tuvieron los otros índices más importantes del mercado, el selectivo S&P 500 y el índice compuesto del mercado Nasdaq.
Al igual que en la sesión del viernes, la culpa la tuvo China. Las señales sobre la desaceleración económica que se vive en el gigante asiático y las pérdidas que están sufriendo sus propios mercados bursátiles contagiaron al resto del mundo.
Y es que no hay que olvidar que China ha sido el responsable de la mitad del crecimiento económico en todo el mundo en los últimos años y la globalización cada día más creciente hace comunes problemas que antes parecían aislados.
Las pérdidas finales de Wall Street fueron la mitad de la caída que hubo en los primeros momentos. En los primeros cinco minutos, el Dow Jones llegó a bajar 1.089 unidades.
"En casi dos décadas siguiendo Wall Street, no he visto una sesión con números tan raros", comentaba el periodista de la cadena CNBC Bob Pisani al aludir a una sesión con caídas iniciales tan bruscas, el rebote de media jornada y la apuesta final por el rojo.
Ha sido una jornada en la que los operadores, mientras terciaban con las pérdidas, se fijaban en las oportunidades que se abrían por el bajo valor de algunos títulos claves.
Las acciones de la cadena de cafeterías Starbucks, por ejemplo, llegó a perder durante la jornada un 20 %. Y Apple (NASDAQ:AAPL), la firma con mayor capitalización bursátil, tuvo una caída intradía del 13 %, aunque luego se recuperó.
Alguien aludió a la posibilidad de que el multimillonario financiero Warren Buffet, uno de los magos de Wall Street, se habrá pasado el día viendo no lo que estaría vendiendo, sino lo que estaría comprando.
Y es que, insisten los comentaristas, la reacción de hoy parece más que nada "emocional", no sólo porque la economía de Estados Unidos va bien, sino porque, al fin y al cabo, el efecto de China, una vez se asimile, no debiera ser tan preocupante.
El director gerente de la calificadora Moody's, Alastair Wilson, recordó hoy que el crecimiento real de la actividad económica de China para este año y el siguiente se calcula de un 6-7 %, "bien arriba del crecimiento de la mayoría de los otros mercados".
Pero también advirtió: "Una desaceleración más aguda que lo esperada en China es clave para un riesgo de descensos en el crecimiento de Europa y en cualquier lugar".
Es la segunda jornada consecutiva de caídas pronunciadas en Wall Street. Mañana se comprobará si se trata de una tendencia firme o si hay razones para pensar que se trata sólo de una angustia pasajera.