Ángel Gómez
Nueva York, 20 ene (EFE).- Los mercados bursátiles de Nueva York demostraron hoy tener suficiente sangre fría para sujetar los caballos que llevaban a Wall Street a un desplome no visto en muchos meses.
Las cosas se presentaban mal desde el comienzo, siguiendo la tendencia de Asia primero y de Europa después, y a media sesión, el Dow Jones, el principal indicador, se estaba apuntando una pérdida de más de 500 puntos.
Al final terminó con un descenso de casi 250 unidades, hasta los 15.766,74, lejos de los 18.000 en los que se ha mantenido durante gran parte del año pasado, hasta el sopetón que comenzó a finales de julio, aunque con una recuperación en noviembre.
No hay opiniones coincidentes sobre qué evitó a Wall Street que se viera arrastrado por las pérdidas de los otros mercados, a no ser que, sencillamente, las acciones llegaron a estar muy baratas.
Ya se sabía que una nueva caída en los precios del crudo iba a castigar duro al mercado bursátil.
De hecho, el sector energético de Wall Street fue el que más perdió, un 3,14 %, teniendo en cuenta que el precio del petróleo de Texas está a la mitad de lo que estaba hace un año para estas fechas.
Los principales indicadores terminaron con importantes pérdidas, pero no tan grandes como en Europa. El Dow Jones bajó un 1,56 % y, de hecho, para sorpresa de los analistas, el índice del Nasdaq llegó a estar en terreno positivo, aunque terminó por perder fuelle.
Algunos comentaristas piensan que lo que ocurrió hoy es una "buena señal" porque puede indicar que el mercado ha tocado fondo, después de las pérdidas que ha venido registrando desde agosto pasado por las tribulaciones sobre la economía china.
Habrá que ver cómo responden el jueves los mercados asiáticos y la reacción que puede haber en Europa y en Wall Street.
Y habrá que ver qué pasa con el petróleo, aunque, según las previsiones, puede seguir la caída, ya que se espera que este jueves se informe un nuevo ascenso semanal en las reservas de petróleo de Estados Unidos, que están a rebosar.