Por Phil Stewart y Tom Perry
WASHINGTON/BEIRUT (Reuters) - Al menos 70 combatientes del Estado Islámico murieron tras los ataques aéreos que Estados Unidos y sus aliados árabes lanzaron en Siria por primera vez el martes, informó un grupo que hace seguimiento a la violencia en zonas de guerra.
Rami Abdulrahman, quien encabeza el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, dijo que la cifra de muertos podría ser más elevada. "La información es que los números son más altos que eso", comentó a Reuters por teléfono.
Antes de esta información, el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, dijo: "Puedo confirmar que las fuerzas armadas de Estados Unidos y las fuerzas de naciones aliadas están emprendiendo una acción militar contra terroristas (Estado Islámico) en Siria usando una combinación de cazas, bombarderos, y Tomahawk".
"Dado que estas operaciones están en desarrollo, no estamos en posición de brindar detalles adicionales por ahora", agregó.
El Comando Central de Estados Unidos dijo que Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Catar y Bahréin participaron en los ataques contra objetivos del Estado Islámico en ciudades del este sirio como Raqa, Deir al-Zor, Hasakah y Albu Kamal.
Los objetivos incluían "combatientes, campos de entrenamiento, cuarteles generales e instalaciones de mando y control, instalaciones de almacenamiento, un centro financiero, camiones de suministro y vehículos blindados", dijo el Comando Central.
Por otro lado, las fuerzas estadounidenses también lanzaron ataques para "impedir ataques inminentes" contra Estados Unidos e intereses occidentales de "veteranos experimentados de Al Qaeda" que habían establecido un refugio seguro en Siria, dijo, aparentemente refiriéndose a ataques contra otro grupo.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo de seguimiento que vigila la violencia en la guerra de Siria, dijo que al menos 20 combatientes del Estado Islámico murieron en ataques que alcanzaron al menos 50 objetivos en las provincias de Raqa y Deir al Zor, en el este de Siria.
Agregó que también habían atacado al Frente Nusra en las provincias de Alepo e Idlib en el norte, matando al menos a 50 combatientes y ocho civiles. El Frente Nusra es el ala oficial de Al Qaeda en Siria y rival del Estado Islámico. El Observatorio dijo que la mayoría de combatientes muertos no eran sirios.
Los ataques aéreos cumplen con la promesa del presidente de atacar Siria para luchar contra el Estado Islámico, un grupo suní que ha ocupado franjas de Siria e Irak, imponiendo una interpretación medieval del Islam, masacrando a prisioneros y ordenando a chiíes y no musulmanes que se conviertan o mueran.
El Estado Islámico prometió venganza.
"Estos ataques serán respondidos", dijo a Reuters un combatiente del Estado Islámico en una conversación por Skype desde Siria.
Los combatientes suníes, que han proclamado un califato para gobernar sobre todos los musulmanes, agitaron Oriente Próximo al extenderse por el norte de Irak en junio. Después alarmaron a Occidente en las últimas semanas al decapitar a dos periodistas estadounidenses y a un trabajador británico de ayuda humanitaria, planteando temores de que pudieran atacar países occidentales.
El Gobierno sirio dijo que Washington le había informado horas antes de los ataques. El secretario de Estado, John Kerry, había mandado una carta a Damasco a través de su homólogo iraquí, dijo.
Un comunicado ministerial leído en la televisión estatal dijo que Siria continuaría atacando al Estado Islámico. Estaba listo para cooperar con cualquier esfuerzo internacional para luchar contra el terrorismo y estaba coordinándolo con el Gobierno de Irak.
Estados Unidos ha dicho previamente que no coordinaría con el Gobierno de Asad. Washington dice que Asad debe dejar el poder, sobre todo después de ser acusado de usar armas químicas contra su propio pueblo el año pasado.
La suma de los aliados árabes se consideraba crucial para la credibilidad de la campaña encabezada por Estados Unidos. Los aliados de Estados Unidos en Oriente Próximo se muestran escépticos de hasta cuándo Washington se comprometerá en un conflicto en el que casi todos los países de la zona tiene algo en juego.