Por Roberta Rampton y John Davison
HANGZHOU, China/BEIRUT (Reuters) - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo el domingo que EEUU y Rusia estaban trabajando con dificultades para alcanzar un acuerdo de alto el fuego en Siria, mientras ambos países planean reunirse el lunes de nuevo.
"No estamos ahí todavía", dijo Obama a periodistas después de una reunión con la primera ministra británica Theresa May durante la cumbre del G20 en la ciudad china de Hangzhou.
"Tenemos grandes diferencias con los rusos en términos de las partes a las que apoyamos y en el proceso necesario para llevar la paz a Siria", dijo.
En el frente, los combates se intensificaban. Las fuerzas del gobierno sirio y sus aliados conseguían una importante victoria al reconquistar áreas del suroeste de Alepo donde los rebeldes habían avanzado el mes pasado, dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Un acuerdo que paralice los combates y permita más entregas de ayuda humanitaria parecía preparado para ser anunciado por el secretario de Estado, John Kerry, y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, en Hangzhou.
Dos atriles se habían colocado en una sala para ruedas de prensa, pero Kerry salió solo para decir que aún quedaban un par de asuntos que resolver y que ambas partes reanudarían las negociaciones el lunes. No dio más explicaciones.
Responsables de Estados Unidos y Rusia, que apoyan bandos opuestos de la guerra civil siria que ya dura cinco años, se han estado reuniendo desde que Kerry viajó a Moscú en julio con una propuesta para frenar los combates.
Esta propuesta permitiría que los combatientes del gobierno retrocedieran a algunas áreas, incluida Alepo, para que entrara ayuda humanitaria para civiles atrapados en el campo de batalla.
El alto el fuego sería supervisado por inteligencia compartida por Rusia y Estados Unidos, además de una cooperación militar que se enfocaría en perseguir al Estado Islámico y otros grupos milicianos.
El plan haría necesario que Rusia convenciese al presidente Bashar al Assad de mantener en tierra a sus fuerzas aéreas, una cuestión que Lavrov ha dicho que no es el objetivo.
La guerra ha dejado más de 250.000 muertos y 11 millones de desplazados, causando una crisis de refugiados en Oriente Próximo y Europa, y ha contribuido al ascenso de grupos de milicianos islamistas.
Moscú ha apoyado a Assad en la guerra y los aviones de combate rusos han tenido como objetivo a la oposición durante casi un año, mientras que Washington ha apoyado a grupos rebeldes que luchaban integrados en el Ejército de Liberación Sirio para derrocarlo.
Un tregua mediada por los dos adversarios de la Guerra Fría se rompió este año y las negociaciones de paz entre el gobierno sirio y la oposición finalizaron con ambos lados culpando al otro bando. Desde entonces, los combates en el conflicto que ya dura cinco años se han intensificado desde entonces en muchas áreas, especialmente en la ciudad de Alepo en el norte.