MADRID (Reuters) - El Parlamento de Cataluña declarará la independencia de la región en 48 horas si gana el "sí" en el referéndum soberanista anunciado para el próximo 1 de octubre y al que se opone frontalmente el Gobierno español.
En la presentación de la ley que busca dar cobertura a la consulta, ocho diputados de la mayoría independentista de la cámara regional defendieron su "respuesta democrática" a la negativa del Ejecutivo conservador de Mariano Rajoy a permitir votar a los catalanes sobre su relación con España.
"Pondremos el destino de este país en manos de sus ciudadanos", dijo Jordi Turull, presidente del grupo parlamentario Junts pel Sí, que obtuvo mayoría en las elecciones regionales de 2015 con un programa basado en la búsqueda de la independencia de la región.
En caso de ganar el sí, dos días después de una consulta que el Gobierno de Rajoy dice que frenará con todos los medios legales a su alcance, la ley dice que se abriría el proceso constituyente de la república de Cataluña.
"Si gana el sí, se proclamará la independencia de Cataluña; si gana el no, habrá elecciones", dijo en Barcelona Gabriela Serra, diputada de los independentistas de la CUP.
El texto de 20 páginas expone que Cataluña es soberana para consultar a sus ciudadanos, apoyándose en la defensa del derecho fundamental de autodeterminación recogido en los tratados internacionales.
La ley señala además que la consulta será vinculante, no estableciendo ningún límite para la participación en un referéndum en el que podrían votar unos 5,5 millones de catalanes.
Las fuerzas de la oposición en el Parlament criticaron que la presentación de la norma no se hiciera en el pleno de la cámara, y el representante del Partido Popular, Xabier García-Albiol, calificó el acto de "golpe de Estado apariencia de formas democráticas".
La presentación llega en un momento de tensiones dentro del movimiento independentista, a raíz de la destitución el lunes del consejero de empresa Jordi Baiget tras poner en duda que pudiera celebrarse finalmente un referéndum que, según los sondeos, quieren el 80 por ciento de los catalanes.