Por Dan Williams
JERUSALÉN (Reuters) - Un grupo israelí de extrema derecha que está generando agitación en contra de los árabes en nombre de la religión y la seguridad nacional está forzando al Estado judío a hacer equilibrios políticos y legales para intentar contener la violencia sectaria.
Entre otros episodios, los activistas de Lehava gritaron "muerte a los árabes" cuando se manifestaron en una boda en agosto entre un musulmán y una mujer judía convertida al islam. Ahora, tres miembros de la organización han sido acusados de provocar un incendio en una escuela multirreligiosa en Jerusalén el pasado mes.
La tensión ha ido en aumento desde la guerra de Gaza del último verano, en la que murieron más de 2.000 palestinos, y hubo disputas en torno al acceso a los sitios más sagrados de Jerusalén. El conflicto ha generado ataques callejeros por parte de palestinos a judíos, como la muerte de cuatro rabinos y un policía druso en una sinagoga.
Ilustrando el riesgo de la violencia sectaria, un joven palestino fue quemado hasta morir en julio por asaltantes israelíes en venganza por la muerte de tres adolescentes judíos en Cisjordania.
Las autoridades están bajo presión para lidiar con cualquiera que fomente las represalias judías sobre los árabes israelíes y los palestinos. Los esfuerzos por acabar con Lehava, sin embargo, podrían verse limitados por las garantías constitucionales del país sobre la libertad de expresión y el apoyo que el grupo recibe de una minoría de israelíes.
Lehava, cuyo nombre significa "llama", pero es también el acrónimo en hebreo de "Asimilación Preventiva de Tierra Santa", niega las acusaciones y asegura ser víctima de una persecución política.
La policía detuvo a 21 miembros de Lehava, entre ellos a su líder Benzion Gopshtein, después del ataque al colegio donde estudiaban juntos árabes y judíos. Las redadas sugerían que un posible cierre de Lehava, o quizá una ilegalización, está en marcha.
Los tres hombres acusados del incendio aún tienen que pronunciarse sobre su implicación, mientras que Gophstein asegura que le acusan por lo que dice, no por lo que hace.
"Estoy siendo investigado por los comentarios públicos que hice sobre la coexistencia, a pesar de no haber invocado nunca la violencia", dijo a Reuters tras ser liberado de la custodia policial. La política de Lehava es el respeto a la ley, asegura, pero no condenó el ataque a la escuela.
Gopshtein, que sitúa el número de miembros de Lehava en torno a los 5.000, dijo que las autoridades "están molestas por que tengamos tanto apoyo, por eso están llevando a cabo los arrestos".
Un funcionario israelí describió las detenciones en el seno del grupo como parte de un esfuerzo para acabar con el discurso del odio. Entre los acusados se encuentran ocho palestinos de Jerusalén este acusados de fomentar ataques sobre los israelíes en las redes sociales. Pero el funcionario dijo que la acusación de incitar los ataques racistas sería más compleja sobre los miembros de Lehava.
"Sus comunicados públicos son menos inequívocos", dijo el funcionario, que prefirió mantenerse en el anonimato. "Es un tema complejo, especialmente porque no queremos entrometernos en el derecho a la libertad de expresión", dijo.
La incitación a la violencia por motivos religiosos o raciales supone 5 años de cárcel según la legislación de Israel, de cuyos ciudadanos el 20 por ciento son árabes. Cuando se producen incidentes como consecuencia de los llamamientos, la legislación permite al juez doblar la pena sobre los delitos de odio.