Conocí a José Antonio Álvarez hace 20 años (¿o son 25?) en los aledaños de la Plaza de la Lealtad, en una de las entidades, que, a la postre, conformarían la Argentaria que pudo haber sido y no fue, pero que sirvió de catapulta para unos más que otros. Cuando digo conocí, utilizo el verbo en su acepción más amplia: tener noticia de él, pero ningún trato personal. Recuerdo su gran capacidad analítica en lo concerniente a la economía global (en aquella época este término no se utilizaba como tal) y su buen hacer, como financiero, en el mercado de renta fija, más que en el de acciones. Me impresionaba su diplomacia y su neutralidad política y, principalmente, su capacidad para escuchar y dialogar. El tiempo, el destino, las prisas, los cambios en los hábitos y costumbres hicieron que le perdiera la pista como a tantos otros. No me sorprendió, como a la mayoría, su encumbramiento a consejero delegado del Santander (MADRID:SAN) por la nueva presidenta ni tampoco me apena el descabalgamiento de Javier Marín, que con 48 años puede optar por cobrar un sueldo de 800.000 euros anuales o llevarse 18 millones de euros al morral, según las crónicas (datos, que no he constrastado, dicho sea de paso).
Hablé ayer con alguno de sus compañeros de hace 20 (¿o son 25?) años. No les sorprende la ascensión. La aplauden. Coinciden en el marcado cariz financiero, pero no especulativo, de este nombramiento y consideran que por ahí pueden ir los tiros del nuevo Santander de Ana Botín. El banco, como otros grandes, son demasiado grandes para caer, pero, como otros grandes, necesitan más y mejor core, porque nunca se sabe por donde pueden venir las turbulencias en un mundo global arritmico. Turbulencias que llegarán. Como siempre. Ha comenzado la revolución Santander. Era lógica y esperada por todos los analistas. Los cambios anunciados ayer son los primeros, dicen los viejos bolsistas.
A propósito de este inicio de lo que algunos estrategas denominan Revolución Ana Botín, rescato el informe urgente que realicé tras la muerte de su padre. Decía así:
Entrevista rápida, como la muerte de su presidente, respecto al futuro de Banco Santander. Hablo con el analista jefe de un banco de inversión londinense. "Banco Santander se ha distinguido por su política incesante de crecer por crecer, lo que le llevó a escalar posiciones en Reino Unido y en Estados Unidos a precios,multiplicadores, muy elevados, demasiado caros, que le han pasado factura. Un banco con ramificaciones en el exterior, con resultados desiguales ¿Qué sucederá ahora? Las autoridades globales están muy pendientes de los grandes bancos y de los que no son tan grandes. Hace unos días el banco español puso en marcha una emisión de CoCos para fortalecer recursos, aunque insiste en el mantenimiento de su política de dividendos. En un mundo convulso y cada vez más vigilado por los reguladores, el Santander tendrá que repensar cifras y estrategias. Nosotros apostamos por que seguirá una política de adelgazamiento cuando lo permitan las circunstancias, justo lo contrario de lo que habría sucedido si su presidente no hubiera fallecido. Botín seguía considerando compras, nuevas compras, dentro y fuera de España".
Han pasado cinco años desde que Santander y BBVA (MADRID:BBVA) fueran las dos únicas entidades españolas que aparecían en el listado de las 30 instituciones financieras mundiales, entre bancos y aseguradoras, para las que se recomendaba una supervisión internacional especial al representar "riesgo sistémico". El listado, elaborado por los reguladores bajo los auspicios del Consejo de Estabilidad Financiera, creadoen el verano de 2009 por el G-20, incluía a seis aseguradoras (Axa, Aegon, Allianz, Aviva, Zurich y Swiss Re), así como a 24 bancos de Reino Unido, EEUU, Canadá, Japón y Europa continental. El objetivo de su elaboración fue impedir en el futuro que los conocidos como "riesgos sistémicos" se contagien a nivel mundial ante una hipotética crisis financiera como la recientemente sufrida.
En este sentido, el Consejo de Estabilidad Financiera acordó la creación de colegios de supervisores transnacionales, que incluirán a los reguladores de los principales países en los que operan las entidades, para permitir una mejor coordinación de la supervisión de los grupos financieros transfronterizos.
Por otra parte, se pedirá a las entidades que aparecen en el listado que redacten los denominados “testamentos”, documentos en los que explicarán cómo se podrá liquidar cada entidad en caso de crisis.
“A los reguladores les gustaría que todas las entidades sistémicamente importantes preparen dichos testamentos, pero el asunto ha dividido al sector bancario mundial, ya que las entidades más complejas argumentan que es prácticamente imposible concretar dichos documentos sin conocer la causa de una crisis futura”, señala el rotativo.
Paul Tucker, subgobernador del Banco de Inglaterra y director del grupo de trabajo del Consejo de Estabilidad Financiera sobre gestión de crisis internacionales, afirmó recientemente que estos documentos, también conocidos como de “recuperación y resolución”, podrían tener que estar listos en los próximos seis o nueve meses.
De hecho, algunos reguladores nacionales, encabezados por Reino Unido, habrían comenzado ha llevar a cabo pruebas piloto sobre estos “testamentos” con algunas de las entidades del listado.
En concreto, además de BBVA y Santander, los bancos considerados “sistemicamente de riesgo” son los estadounidenses Goldman Sachs (NYSE:GS), JPMorgan Chase (NYSE:JPM), Morgan Stanley (NYSE:MS), Bank of America Merrill Lynch (NYSE:BAC) y Citigroup (NYSE:C), así como el canadiense Royal Bank Of Canada (TO:RY); los británicos HSBC (LONDON:HSBA), Barclays (LONDON:BARC), Royal Bank of Scotland (LONDON:RBS) y Standard Chartered (LONDON:STAN); los suizos UBS (SIX:UBSN) y Credit Suisse (SIX:CSGN); los franceses Societe Generale (PARIS:SOGN), Société Générale (MILAN:GLE) y BNP Paribas Act. A (PARIS:BNPP).
Asimismo, aparecían las entidades japonesas Mizuho (TOKYO:8411),Sumitomo Mitsui (TOKYO:8309), Nomura (TOKYO:8604), Mitsubishi UFJ (TOKYO:8306); las italianas Unicredit (MILAN:CRDI) y Banca Intesa (MILAN:ISP); el alemán Deutsche Bank (XETRA:DBKGn) y el holandés ING (AMS:ING).
Por su parte, las seis aseguradoras de la lista son AXA(MILAN:AXA), Aegon (AMS:AEGN), Allianz (XETRA:ALVG), Aviva (XETRA:AV), Zurich (SIX:ZURN) y Swiss Re (SIX:SRENH).
MENOS BANCOS y más pequeños
¿Cuántas personas se necesitan para operar un banco moderno? ¿Y cuánto valdrán esos bancos en bolsa? Tras el anuncio de fuertes despidos en el sector bancario, parece que las respuestas a ambas preguntas están relacionadas. De esta manera iniciaba hace tiempo Frank Partony, profesor de la Universidad de San Diego, un interesante artículo en FT.
En este análisis, que resumimos, Frank Partony prevé un futuro con unos bancos muchos más pequeños que los actuales, al considerar que los actuales son ineficientes. Veamos por qué motivo: Las cifras son asombrosas. Las acciones de Barclays y Credit Suisse, que anunciaron fuertes despidos recientemente, han bajado más de un 20% mensual. HSBC despedirá a 30.000 trabajadores, un décimo de su fuerza laboral, mientras que Lloyds despedirá 15.000 trabajadores.
Otras instituciones financieras, incluyendo Goldman Sachs y UBS, han anunciando recortes de empleo y sufrieron caídas de dos dígitos en el precio de sus acciones. Y luego están Bank of America y Citigroup, que han sufrido la mayor presión por parte de los inversores, y que en conjunto emplean a más de medio millón de personas. Por ahora