Los efectos de las medidas tomadas el jueves pasado por el Banco Nacional de Suiza siguen presentes en el mercado de divisas.
Si bien el franco suizo ha perdido valor en las últimas horas, su crecimiento aún se hace notar, y más allá de cuestiones de tipo de cambio, lo que hizo en BNS es anticiparse a los próximos movimientos del euro.
La cotización de 1,20/1,25 del franco ante el euro (EUR/CHF), anclada por el propio SNB fue dejada de lado en previsión a una fuerte baja de la moneda única, que podría tener lugar si, como se cree, el Banco Central Europeo (BCE) implementa su demorado plan de estímulo a la economía; del mismo, el presidente de la entidad, Mario Draghi, viene hablando desde el mes de septiembre de 2014.
Sin dudas acerca de su implementación, hay dos incógnitas a despejar: la primera es si es este mes el momento que elegirá el BCE para tomar la medida; la segunda, y tal vez más importante, es el monto del plan. Se habla, a la manera de los pronósticos de los informes macro que se conocen diariamente, de unos 635.000 millones de euros que se colocarían en distintas formas en el circuito económico, buscando combatir la inminente deflación de la eurozona. No le falta razón en algún aspecto a Draghi y su equipo: la última medición interanual, conocida la semana pasada, arrojó un pobre 0,7% de inflación en el bloque, incluso debajo del 0,8% estimado por los especialistas.
La convulsión que dejó la fortaleza del franco, algo devaluada ahora mismo, dejó tal vez de lado una novedad importante: el euro llegó el viernes a 1,1460, nuevo mínimo desde noviembre de 2003; claro que el viernes fue uno de esos días muy extraños que dos o tres veces por año presentan las divisas, y las cotizaciones quedaron algo desnaturalizadas. Pero que el mínimo existió, no cabe duda, y muestra tal vez la expectativa de los mercados para el futuro inmediato.
¿Podrá el euro recuperarse de semejante movimiento bajista en el corto plazo? Seguimos creyendo que sí; tal vez, el jueves sufra un nuevo golpe de gracia, pero también es cierto que una inyección de dinero muy importante también debería cambiar, aunque en forma modesta, las principales variables de la economía que hoy afligen a la eurozona; de manera tal que no sería extraño que el mercado reaccione, pasado el primer impacto, a favor del euro, y no en contra. Otro factor a tener en cuenta es que muchos ya ven al euro 1 a 1 ante el dólar, los mismos que lo veían en 1,45 en mayo pasado, y esas profecías suelen tener un asidero basado en emociones y no en un análisis serio.
El resto de las divisas principales abrió la semana sin novedades. El yen logra ganar algunas posiciones, aunque sin lograr el quiebre claro de 117, en tanto el dólar australiano pierde parte de sus ganancias de la semana pasada, en momentos en que parece alejarse de sus mínimos de cinco años, impulsado por la onza de oro, que a su vez sigue tomando fuerza en el corto plazo.
El oro ganó posiciones ante las medidas del BNS del jueves, y presenta, en el corto plazo, una clara tendencia alcista, cuyo alcance aparece recién en 1286 dólares, con un precio actual de 1276 dólares por onza.
El barril de petróleo, en tanto, gana algo de terreno en estas horas, y se acerca a la zona de los 50 dólares. El WTI deberá ofrecer un rápido rally a la zona de 54/55 dólares, si pretende que la sobre venta que presenta en el corto plazo no quede neutralizada por la lateralización que observa en los últimos días; de otro modo, su camino a los 40 dólares será cosa juzgada.
Por último, quisiera hacer una muy corta reflexión acerca de lo acontecido con varios brokers el jueves y viernes. No es mi costumbre hablar de brokers en esta columna, y mucho menos haciendo nombres. Solo quisiera advertir que así como varias casas se ha mantenido indemnes y con políticas de riesgo acertadas y prudentes, otros buscaron maximizar beneficios tomando riesgos inútiles.
Los posteriores anuncios de financiación, fusiones y compras conocidos en la tarde del viernes y durante el fin de semana, pueden que tengan algún ganador en lo económico, y me refiero específicamente a algunas entidades; pero de lo que no cabe duda alguna, es de que esta situación lesiona la confianza de los inversores en la operatoria en general, y en algunas casas broker en particular.