Esto del bitcoin es como el salvaje oeste. Es para aventureros y forajidos. Es el territorio ignoto de las finanzas internacionales, el mundo desconocido donde igual que hay muchas oportunidades, pero también te rodean muchos peligros. Quien se adentra en él puede hacer una gran fortuna… o salir acribillado. No hay sheriff, no hay ley, no hay orden.
Algunos lo ven como la gran innovación tecnológica que transformará toda la industria financiera, generalmente conservadora y costumbrista, enfocada a ofrecer servicios financieros muy tradicionales. Será la moneda virtual del futuro, el medio de pago de uso común en un mundo cada vez más digitalizado, respaldado por una tecnología, el “blockchain” o “cadena de bloques”, que se prevé revolucione no solo la industria de la banca, sino todo el cosmos empresarial.
Para otros, sin embargo, no es más que una ocurrencia tecnológica, una moda pasajera, algo novedoso que atrae a los “nerds” por su sofisticación y a criminales por su secretismo, que no sobrevivirá en tanto que no sea aprobada por las grandes instituciones de poder y esté sujeta a una regulación formal, y que se encuentra en una burbuja sin sustento que pronto estallará y quedará convertido en polvo y ceniza. Quizás, nos dicen estos, tenga un próspero futuro su tecnología, el “blockchain”, pero no la moneda en sí, menos cuando cada día surgen nuevas alternativas al bitcoin, las “altcoins”, y ahora pululan cientos de ellas. Si bien el bitcoin, creada en 2009, fue la primera moneda digital y es la más célebre de todas, ha ido perdiendo cuota de mercado frente a sus rivales y su valor de mercado ahora representa en torno a un 50% del total comparado con un 85% en febrero. Su principal rival, el ether, ha pasado en ese tiempo de un 7% a un 21%.
Pues bien, tanto el bitcoin y las “altcoins” son, lo que se dice, criptomonedas. Si al fin y al cabo son monedas, ¿será algo así como el dólar o el peso mexicano? De ningún modo. Para empezar es virtual. Aunque la puedes gastar, nunca podrás tener un bitcoin en la mano. Tampoco, o al menos de momento, es un medio de pago comúnmente aceptado. Aunque cada vez son más los establecimientos que aceptan bitcoins -no solo en el mundo digital, sino también en el real- todavía está lejos de convertirse en una moneda de intercambio habitual.
Pero, sobre todo, no está controlada y regulada por ninguna autoridad central, como hace la Fed con el dólar o Banxico con el peso. Ellos tienen la potestad de controlar su oferta y su valor. Si la divisa mexicana se deprecia, Banxico puede retirar pesos del mercado para encarecerlo y mantener su estabilidad. En el bitcoin, un mercado completamente descentralizado, nadie controla su valor, salvo su propia demanda.
Ese descontrol hace que también la volatilidad del bitcoin sea colosal, lo que pone en entredicho su función como reserva de valor. Hasta ahora se tendía a comparar el bitcoin con el oro. Se veía como un valor refugio, como un activo que servía de resguardo para los inversionistas ante la incertidumbre. Pero ya no más: en apenas unos días, el bitcoin ha destrozado al oro.
En marzo, por primera vez en la historia, el bitcoin se emparejaba con el metal precioso, pero fue algo momentáneo. En abril, de nuevo, el bitcoin iba a la carga. Pero esta vez sus cotizaciones hacían trizas a las del oro y hacían cualquier comparación irrisoria. El jueves, el bitcoin llegó a cotizar en un máximo intradía de casi 2.800 dólares. Desde esos niveles se hundió a los 2.269 dólares al cierre del viernes, pero aun así terminó 1.000 dólares por encima del oro. La semana pasada, el bitcoin trepó un 17% y ha encadenado seis semanas consecutivas de subidas en las que acumula un beneficio del 92%. En lo que llevamos de 2017, el bitcoin se ha disparado un 138%; la onza de oro Troy, en contraste, apenas se elevó un 10% y ni en sus mejores tiempos logró llegar a los 2.000 dólares: su máximo histórico, en septiembre de 2011, fue de 1.900 dólares.
Así las cosas, interpretar la seducción por el bitcoin por su carácter de refugio como el oro no parece lo más sensato. Que si la incertidumbre con Trump y Estados Unidos, que si los sucesos de Brasil, que si la rebaja en la calificación de China… quizás esos eventos hayan favorecido algo al oro, pero no parece ser la causa detrás del impresionante “boom” de la criptomoneda. Por el contrario, pareciera que esta fiebre por el bitcoin o bien se debe a que el mercado se empieza a creer que será la moneda del futuro, o bien tiene un carácter completamente especulativo, asociado en algunos casos a actividades ilícitas. Nosotros creemos que tiene algo de todo eso.
Es verdad que el bitcoin ha recibido algún espaldarazo en estos días. Japón anunció en abril que el bitcoin se había convertido en una moneda legal; Ulmart, la mayor tienda minorista online de Rusia, dijo que empezaría a aceptar bitcoins y el gobierno ruso contempla la posibilidad de introducir la moneda a partir de 2018; y el martes, 50 compañías que representan el 83% de la capacidad de procesamiento de bitcoin firmaron un acuerdo para mejorar la velocidad de procesamiento de las transacciones, una solución que resolvía un conflicto que amenazaba con dividir a la moneda en dos. Sin embargo, no todo han sido parabienes: en Estados Unidos, la Comisión de Mercado de Valores (SEC por sus siglas en inglés) rechazaba la creación de un fondo indexado (ETF) al bitcoin.
Pero también pudieron influir factores especulativos asociadas a operaciones ilícitas. Se habla de que en junio China podría establecer regulaciones sobre las plataformas de bitcoin y aplicar políticas antilavado de dinero. Y allí al parecer se realizan el grueso de las transacciones con el bitcoin, operaciones destinadas en su mayor parte a evadir controles de capital y sacar dinero del país. Además, no es la primera vez que vemos cómo el bitcoin sube como un cohete para luego desplomarse desde elevadas alturas: sucedió también, por ejemplo, en el 2013. Por tanto, no es la primera burbuja especulativa del bitcoin.
Finalmente, el crimen cobra en bitcoins. Es normal. Es la forma de ser retribuido sin ser rastreado y descubierto. Y al parecer es la moneda en la que los “hackers” pidieron que se les pagara tras el reciente ataque cibernético bajo la amenaza de que si no recibían el pago, sus computadoras serían bloqueadas. Aunque no se sabe cuántas víctimas pagaron con bitcoins, también pudo desempeñar algún papel en la elevada demanda de bitcoins de estos días atrás.
Pero hay más: esta vez, el rally del bitcoin se ha visto secundado por toda la pléyade de criptomonedas que han surgido a su sombra, las “altcoins”. Ahí están ether, la segunda criptomenda más popular asociada al “blockchain” Ethereum y que en la última semana llegó a duplicar su valor, o ripple. Actualmente, el valor de mercado de todas las divisas es de cerca de 70.000 millones de dólares y el jueves llegó a los 90.000 millones.
Por tanto, el bitcoin y las altcoins viven en estos días un gran frenesí. Quien haya invertido en ellos en el pasado estará feliz. Pero sigue siendo un territorio sin ley. Uno puede correr el riesgo y comprar pensando que, en una de esas, se hace millonario. Pero en ese trance te puedes topar con “hackers”, terroristas y el crimen organizado, pistoleros que parecen ser los amos de esas llanuras. Quizás te vaya muy bien, pero algunas plataformas han sido hackeadas y los bitcoins han desaparecido de sus cuentas. Y ahí estás a pecho descubierto, sin garantías de que te vayan a ser devueltos.
Infografía
El bitcoin se ha ido afianzando en el mercado. Durante el 2017, la criptomoneda ha registrado un rally formidable: subió en las últimas seis semanas y en el año ha trepado un 138%, llegando el jueves a un máximo intradía de 2.800 dólares. Además, el número de transacciones ha ido en aumento y durante esta etapa de auge ha rebasado las 300.000 transacciones al día…
… en el pasado, se ha tendido a comparar el bitcoin con el oro, como si se tratara de un activo refugio. Sin embargo, nada tiene que ver el uno con el otro: el oro es un activo aburrido, que no se ha movido mucho en los últimos años, en tanto el bitcoin ha sufrido tremendo vaivenes, un verdadero tobogán con fuertes alzas y desplomes. El último “boom” ha sido en estas últimas semanas…
… por tanto, el bitcoin no parece moverse como un activo refugio. Más bien ha ido ganando adeptos al consolidarse la posibilidad de que se convierta en la moneda del futuro. Al mismo tiempo, también hay un fuerte factor especulativo. En China es utilizado como vehículo para evadir controles y sacar capitales, y su auge ha coincido con la depreciación del renminbi…
… la tendencia explosiva del bitcoin no ha sido aislada, sino que a ella se han sumado las principales criptomonedas que han surgido a su sombra. Ese auge ha ido comiendo terreno al bitcoin: su cuota de mercado, por valor de capitalización, ha caída del 85% en febrero a lago en torno a un 50%, en tanto su principal rival, el ether, ha pasado del 7% al 21%.