El petróleo no parece remontar y, en concordancia con los datos macroeconómicos y las tensiones geopolíticas, sigue con su tendencia principal bajista.
En cuanto a su gráfico diario, se encuentra testeando la media móvil de 200 periodos, con intenciones de volver a tocar la tendencia bajista que lleva marcando desde finales de 2018, que se confirmaría con la perforación de la resistencia de los 56 dólares. Este impulso sería apoyado por una divergencia alcista en el RSI, debido a una disminución de la fuerza relativa de venta a la vez que los mínimos se mantienen en el mismo entorno de precios.
En su gráfico de 15 minutos, la cotización muestra poca volatilidad, a la espera del resultado de las reservas de petróleo. En este momento, se encuentra por encima la tendencia bajista que lleva realizando desde el 13 de agosto que, junto con la tendencia alcista secundaria que comenzó el 15 de ese mismo mes, el precio confirma la ruptura del triángulo alcista.
Esta figura podría indicar una continuación de la tendencia alcista hasta el máximo del 13 de agosto, situado en 57,42 o, incluso, llegar a acercarse al máximo anterior del 31 de julio, en el entorno de 58,70. Este impulso alcista podría estar indicando el fin de la formación de una bandera bajista para posteriormente continuar con la tendencia bajista principal.
Por otro lado, con este movimiento al alza, también se acercaría a la tendencia bajista principal iniciada a finales de 2018, la cual se puede ver en el gráfico diario. Es difícil que rompa esta resistencia, debido los acontecimientos que envuelven a la economía global y que ejercen una presión a la baja sobre el petróleo.
Un dato relevante a tener en cuenta será publicación de las reservas de petróleo semanales y posteriormente la publicación de las actas de la reunión del FOMC, donde un indicativo de empeoramiento de los datos macroeconómicos podría provocar una huida hacia activos refugio presionando el petróleo a la baja.