Una vez más, el precio del petróleo se ubica en el centro de la discusión en los ámbitos de las finanzas mundiales.
El barril WTI tocó a primera hora un nuevo mínimo de varios años, en 62,30 dólares, con una ligera recuperación que ahora misma experimenta. Los motivos son muchos y todos válidos: una disminución en la demanda mundial, argumento algo devaluado ante la recuperación económica de Estados Unidos, menor demanda de China, la suerte de guerra de precios entre la OPEP y los productores de shale norteamericanos son, entre otras, las explicaciones que se dan a diario. Sin contar la que consideramos más importante: una fuerte revaluación del dólar en todos los frentes
Pero así como abarata los costos de energía en todo el mundo, la baja del petróleo implica otras cuestiones que impactan, o pueden hacerlo, directamente en los tipos de cambio. Aún a pocos días del comienzo del invierno boreal, que en Estados Unidos promete ser casi tan duro como el de 2013/2014, el precio del barril no aumenta, aún cuando se sabe que es la época del año en la cual más energía se consume.
Si esta situación se mantiene, el índice de inflación minorista tenderá a mantenerse en los bajos niveles actuales. Y si esto sucede, la Fed tendrá en su mano un argumento más que suficiente para no tocar los tipos de interés, medida sobre la cual en gran parte el dólar tomó fuerza en los últimos meses.
Lejos estamos de asistir a una baja del dólar, claro está. Pero esta situación colisiona de frente con el alza casi sin control que la moneda norteamericana exhibe ante sus rivales líderes, encabezados por el yen, que perdió posiciones en los últimos tiempos a un ritmo inédito para una divisa líder.
El euro, que en mayo se floreó por 1,40, aparece ahora débil y con su crisis crónica tratando de no acercarse a 1,20, y la libra esterlina no termina de arrancar y acercarse a su ya tradicional precio de 1,60.
¿Es el petróleo el detonante de esta situación? Es uno más, pero muy importante, y lo seguirá siendo en la medida en que no logre recuperarse.
La bajada del USD/JPY de las últimas 24 horas, cuando rozó 122 para acercarse ahora a 120, es muestra de que los mercados tienen ya una percepción de que el dólar ha crecido demasiado, y sin un sustento fundamental tan sólido.
Si de las dos variables que la Fed maneja para aumentar o no los tipos de interés, una está lejos de las metas, por qué motivo el dólar debería seguir subiendo? Muy bien el mercado laboral, muy abajo la inflación.
Algo de esto estamos viendo en estas horas; el yen encabeza una cierta rebeldía de las divisas ante el dólar, y se acerca a velocidades bajistas frente al dólar, al euro y a la libra Esterlina, cuyos quiebres, que si se producen serán simultáneos, podrían darle un buen envión alcista. No hay que olvidar que en 112,40 el yen dejó un enorme gap ante el dólar el 31 de octubre, día de la devaluación impuesta por el Banco de Japón.
En este contexto, el euro se aleja de sus mínimos del lunes, y se acerca a 1,2405, precio que podría alcanzar en la sesión americana sin inconvenientes. A su vez, la libra podría también quebrar una corta línea de tendencia bajista, que ya intentó superar sin confirmación, para seguir ganando posiciones a 1,5710. El resto de las divisas acompaña a las europeas. Todas, menos el dólar australiano, que sigue acumulando noticias en contra y mínimos multianuales día a día.
Las monedas vinculadas al Petróleo Crudo naturalmente siguen muy abajo, aunque el loonie canadiense encontró apoyo en 1,15 y se recupera lentamente; el peso mexicano parece también encontrar un piso en 14,45, desde donde podría iniciar en la fecha una ligera recuperación.
Sin datos macro a la vista, pero con las acciones de las plazas financieras centrales en plena toma de ganancias, las divisas podrían dar hoy muy buenos movimientos, que esperamos a partir del inicio de la sesión americana. Y hoy, el dólar, no parece tener el mejor de sus días.