Los movimientos lentos, medidos, cautelosos que presenta el mercado de divisas en estas horas parecen el preludio de días turbulentos que vienen. Con excepción del yen, que cae en todos los frentes desde el viernes pasado prácticamente sin pausas, el lunes y las horas que transcurren el martes no ofrecen variantes respecto a la apertura de la semana, en la cual la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo acapara la atención de los inversores.
La moneda única perdió mucho terreno en los últimos meses, empujada por dos factores fundamentales: uno, propio, que es el anuncio de un plan de estímulo a la economia largamente anticipado por el BCE y no implementado aún, junto con bajas consecutivas de tipos de interés, que quedaron prácticamente nulas en los últimos meses; otro, la expectativa de que la Fed aumente los tipos de interés, medida que impulsaría al alza al dólar en detrimento de sus monedas rivales.
Sin que nada de ello sucediera (sí las bajas de la tasa de interés del BCE, claro está), el dólar creció con toda su fuerza en el segundo semestre de 2014, al tiempo que el euro se desinfló hasta tocar, el viernes pasado, 1,1460, su mínimo de más de 11 años.
La reunión del próximo jueves aparece, pues, como una definición del futuro del euro. El plan podría alcanzar los 550 mil millones de euros, y la incógnita es si el mercado ya descontó, con las bajas de los últimos meses, dicha suma de euros en el circuito, o si aún tiene lugar para seguir cayendo.
La teoría dice que la moneda única debería seguir cayendo, tal vez hasta la zona de 1,12, donde encontrará un fuerte soporte medido en gráficos mensuales. La práctica, dice que hay que comprar con el rumor y vender con la noticia. Y hasta el momento, solo hubo rumores.
Pero también hay que tener en cuenta la jugada del Banco Nacional de Suiza, medida nada inocente, y que parece prever un colapso del euro en el corto plazo. El franco, la moneda suiza, luego de acercarse a su máximo histórico contra el dólar y de quebrar la paridad contra el euro,lo cual generó un caos en los mercados, retrocede sobre sus pasos, hasta prácticamente perder la mitad de sus ganancias en pocas horas.
Por si ello fuera poco, las elecciones anticipadas en Grecia, previstas para el próximo domingo, ponen al rojo vivo al euro. La probable victoria de una facción política de ultra izquierda podría determinar la salida griega del euro, lo cual provocaría una crisis sin precedentes de ese tipo en la eurozona.
La tensa calma de los mercados prepara, entonces, el terreno para movimiientos de alto voltaje para el resto de la semana. En ese contexto, el yen es la única de las monedas principales que ofrece oscilaciones de mediana intensidad. Dejada de lado como refugio desde el lunes, la divisa nipona pierde terreno sin mucha convicción, aunque podría profundizar su baja al quiebre de 119; si ello no ocurre durante el martes, es probable que retome su tendencia alcista de corto plazo.
La libra esterlina, sin cambios; el oro, llegando a 1300 dólares, acompañando el alza del franco suizo; el dólar australiano, ayudado por el oro, y por un PBI de China que ofreció, a primera hora, un crecimiento apenas por encima de lo esperado; el petróleo, otra vez bajo, ante un pronóstico de menor demanda expresado el lunes por el FMI.
Todo se conjuga para las divisas se tornen, otra vez, como los activos más atractivos para operar, y buscar oportunidades de negocios.