En 2018 la tendencia hacia el aumento de la representación femenina en los consejos de dirección se incrementa a niveles exponenciales, con el doble de mujeres ocupando puestos de CEO en las compañías de la lista Fortune 500. En la última generación, las mujeres han comenzado a alcanzar niveles de educación más altos que los hombres, y las universidades de EE.UU. actualmente gradúan un 50% más de mujeres que de hombres en el nivel de licenciatura. Las mujeres también ahora suponen casi la mitad de todos los graduados en Finanzas.
Además, las mujeres en los países desarrollados votan en un 7%-10% más que los hombres, lo que significa que ya son el factor decisivo en las urnas. Y aún en 2017, solo el 6,4% de los CEOs en la lista de Fortune 500 son mujeres, aunque en promedio ganan más que sus pares masculinos. ¡Eso debe ser porque son mejores!
The Power of Parity, un informe de 2015 de McKinsey & Company, concluyó que las mejores prácticas en materia de igualdad de género sumarían otros 12 billones de dólares, o un 10%, al PIB mundial hasta 2025. Y si tuviéramos verdadera igualdad, redundaría en unos beneficios económicos totales de 28 billones de dólares o, lo que es lo mismo, alrededor de un año completo del PIB combinado de Estados Unidos y China.
El cambio está por venir, no porque sea "justo", sino por la razón práctica de que se toma conciencia de que el potencial de las mujeres es una forma de crecer en nuestraseconomías desarrolladas de baja productividad y envejecimiento.
Tal vez el desencadenante de todo esto fue el redescubrimiento en 2017 del acoso generalizado que sufren las mujeres todos los días cuando los machos alfa que arrastran los nudillos dirigen el espectáculo. En 2018, los viejos y chovinistas clubes de hombres son reformados por sus principales miembros con purgas autorreflexivas ilustradas, y las mujeres ocupan el primer puesto en más de 60 empresas de la lista Fortune 500 a finales de año.