La renta variable europea sigue renqueante después de los palos de estos últimos días. La decepción de la que tanto se habló tras la comparecencia de Draghi la pasada semana, unida a la depreciación del crudo y a los poco halagüeños datos desde China hace que las perspectivas para las próximas semanas no sean especialmente cómodas.
Se habla mucho de la relación de China con el resto del mundo y no es para menos. La espectacular fortaleza económica del gigante asiático durante los últimos años le ha convertido en el epicentro de muchas batallas distintas, pero por nombrar alguna especialmente importante, China es el principal tenedor de deuda soberana de EE.UU. y el principal receptor de exportaciones europeas.
Lo primero supone un importante foco de inestabilidad por si la situación económica obligase a China a vender bonos masivamente. Lo segundo es crítico por el negocio que se podría perder si China recorta sus importaciones, especialmente a países muy exportadores como Alemania.
Por dar algunos datos, las últimas cifras que se conocen de importaciones a China de bienes europeos son de unos 20.000 millones de euros en septiembre, lo que supone un 11% del total de las exportaciones de la eurozona.
Alemania, concretamente, ha publicado unas exportaciones a China de 6.000 millones de euros en septiembre, un 6% de su cifra total de exportaciones.
La depreciación del Yuan frente al euro (EUR/CNY) y al dólar (USD/CNY) favorece aún más esta tendencia y puede convertirse en un indicador de referencia. Es más complicado conseguir información precisa al respecto, pero tampoco debemos olvidar el papel de China como consumidor de materias primas, uno de los principales, por no decir el mayor del mundo.
Todo esto hace que los mercados globales sigan de cerca la evolución de la economía china y que unos datos macro débiles propaguen la tensión por todo el mundo, provocando debilidad en los principales selectivos bursátiles.
Los datos en Europa tampoco acompañan demasiado y por cada cifra alentadora que se conoce aparece otra que equilibra de nuevo el sentimiento hacia una lateralidad cauta que podría mantenerse bastante tiempo todavía.
Ayer mismo se publicaba un informe de Goldman Sachs (N:GS) comentando que su previsión para el 2016 es que será un año plano y poco interesante en cuanto a renta variable, lo que empieza a darnos pistas sobre cuánto podría alargarse la coyuntura actual.
En el ámbito de las materias primas tenemos un crudo en franca depreciación, con unos soportes que no aguantan la presión y están cediendo para dejar camino libre hasta los 40 dólares por barril, que es el siguiente soporte de referencia en el Brent.
El Texas sigue con un spread de unos 5 dólares, pero su soporte de los 38 dólares sigue aguantando por ahora, lo que podría provocar una reducción del spread e incluso fomentar operativas de reducción de riesgo mediante cortos de Brent y largos de Texas.
El oro, por su parte, sigue en su batalla particular con la incertidumbre global queriendo tirar hacia arriba y la desinflación y la apreciación del dólar tirando hacia abajo… Parece que poco a poco va ganando la hipótesis bajista pero no está cayendo tanto como habría cabido esperar.
En resumen, se mantiene la incertidumbre en las bolsas y no se puede descartar una corrección más profunda, pero incluso aunque no se diese esa corrección adicional, lo más probable es que asistamos a una temporada de lateralidad generalizada.