Hace exactamente dos semanas, sugeríamos que el dólar había tocado fondo. El billete verde cayó durante los siguientes cuatro días.
Pero hoy parece que la caída del dólar no debilitó nuestra postura alcista con respecto a la moneda de reserva global. De hecho, podría haberla fortalecido.
El detonante fundamental de la subida del billete verde es la expectativa de que las políticas monetarias y fiscales sin precedentes en respuesta a los estragos económicos de la pandemia infundan inflación a la economía, por primera vez en 12 años y contando.
A diferencia de la estanflación —cuando la inflación aumenta mientras la producción disminuye—, una inyección de inflación, a menudo conocida como reflación, es un aumento de la producción tras un descenso del ciclo económico.
Este es un buen tipo de inflación, no del tipo malo que se come el valor del dólar, sin engordar el tamaño de la economía. La subida de los precios permitiría a las empresas aumentar los beneficios, lo que luego las alentaría a invertir y expandirse, creando más puestos de trabajo. La expansión del empleo propicia el consumo, impulsando aún más los precios, lo que mantiene el ciclo económico en movimiento.
Se espera que una vez que la inflación suba, la Fed finalmente tenga que subir los tipos de interés, para ajustar la liquidez, para que la economía no se sobrecaliente. Cuando la Fed sube los tipos, el rendimiento del dólar sube en consecuencia, haciéndolo más atractivo e impulsando así su demanda.
Las perspectivas de subida de tipos son lo que han estado impulsando la actual venta de bonos del Tesoro, mientras los inversores esperan nuevas emisiones de bonos con mayores rendimientos. El aumento del rendimiento de los bonos aumenta la presión sobre las acciones, pues cuanto mayor sea el rendimiento seguro de los bonos del Tesoro, más probable será sacar capital del mercado de acciones más caro de la historia.
Una venta de acciones impulsaría aún más la demanda de bonos del Tesoro debido a su estado de refugio seguro, lo que también impulsaría el dólar a través de compras extranjeras.
El dólar ha caído hoy, aunque encontró apoyo en el nivel de la línea de escote roja de la parte inferior de su gráfico de cabeza y hombros, por ahora.
Anteriormente, el precio sobrepasó una bandera ascendente, que tenía una inclinación a la baja tras la caída anterior, especialmente una caída que la obligó a volver a situarse por debajo de la línea de escote del gráfico de cabeza y hombros, el canal ascendente desde el fondo del 6 de enero, y de nuevo hacia una cuña descendente.
A pesar de que el precio se salió de su canal ascendente a corto plazo, mantuvo la tendencia de picos ascendentes. Toda esta agresiva actividad, a medida que el precio se acerca al vértice de la cuña, es indicativa de su importancia técnica, ya que alcistas y bajistas luchan por el dominio: quien quiera que empuje a otro fuera de los límites de la cuña será el vencedor.
Tenga en cuenta que el precio del 16 de febrero, el último día que se mostraba la bandera, se acercó a los mínimos del 22 de enero, pero luego se disparó, para cerrar dentro de la bandera. Esto demostró tanto la integridad del valle anterior, como la importancia de la bandera, dándole un peso real, convirtiéndolo en una honda en la dirección opuesta de su destino inicial.
Estrategias de trading
Los traders conservadores deberían esperar nuevos máximos por encima del pico del 4 de febrero, y a continuación, esperar a una caída por la recogida de beneficios que encuentre el nivel de apoyo.
Los traders moderados también podrían esperar el mismo nuevo pico de la tendencia alcista a corto plazo, incluso para el próximo descenso, para una mejor opción de entrada, si no para la confirmación de la tendencia.
Los traders agresivos podrían posicionarse en largo a voluntad, siempre que entiendan y acepten el riesgo y estén preparados en consecuencia con un plan de trading sólido.
Esto es sólo un ejemplo:
Ejemplo de operación
- Entrada: 90,60
- Orden de minimización de pérdidas: 90,50
- Riesgo: 10 pips
- Objetivo: 91,60
- Recompensa: 100 pips
- Relación riesgo-recompensa: 1:10