Análisis realizado al cierre del mercado estadounidense por Kathy Lien, directora general de Estrategia FX en BK Asset Management.
La toma de posesión del 46º presidente de Estados Unidos h tenido lugar sin dificultad. Los traders de acciones y divisas acogieron con beneplácito la nueva Administración con nuevos máximos históricos para el S&P 500 y el Nasdaq. La transición pacífica permitió a los inversores centrar su atención en la agenda de 100 días del presidente Biden, que incluye firmes promesas de más estímulo y una distribución más amplia de las vacunas, los dos ingredientes más importantes para una recuperación en 2021. El billete verde se con respecto a las demás monedas principales con la excepción del euro y el franco suizo porque el aumento del gasto y un mayor déficit fiscal es bajista para el dólar.
Las preocupaciones en torno a que el Banco Central Europeo pudiera lastrar la moneda o hablar de la necesidad de más estímulo impidieron que el euro y el franco suizo participaran en el repunte de los activos de riesgo. Nadie espera que el BCE impulse las compras de activos, ya que acaba de hacerlo en diciembre. Cuando se reunieron por última vez, el banco central aumentó las compras de activos en 500.000 millones de dólares y extendió la compra de bonos hasta marzo de 2022. También rebajaron las previsiones de crecimiento de cara a 2021. Desde entonces, las nuevas cepas de coronavirus y el aumento de los casos han obligado a los países de toda la eurozona a prolongar sus medidas de confinamiento. Sin embargo, los datos no han sido terribles, pues la producción industrial, los datos del ZEW y los PMI se mantienen estables. La inflación, por otro lado, sigue siendo muy baja, descendiendo el IPCA un 0,3% interanual en diciembre, muy por debajo de su previsión del 2%. Los consumidores, las empresas y los inversores tienen la esperanza de que, con una mejor distribución de las vacunas, estén a la vuelta de la esquina.
El BCE tendrá todo esto en cuenta cuando se reúna mañana. Mantendrán inalterados los tipos de interés y su programa de compra de activos, hablarán de una fuerte recuperación post-COVID-19 y expresarán su preocupación en torno al impacto de las restricciones en el crecimiento económico a corto plazo. La gran pregunta es si la presidenta del BCE, Christine Lagarde, impulsará al euro. La semana pasada, dijo que "seguimos muy de cerca los movimientos de las divisas, no los apuntamos". Algunos sostienen que la esperanza de Europa de mejorar las relaciones con la nueva Administración Biden les impedirá lastrar la moneda con su discurso, pero no estamos seguros de si eso afecta a su decisión. Un euro fuerte es un problema, pero mantener la puerta abierta a más compras de activos si hay más debilitamiento podría lograr en muchos sentidos el mismo objetivo de frenar la demanda de la moneda.
Al igual que el BCE, también se espera que el Banco de Japón mantenga inalterada su política monetaria, pero la diferencia aquí es que el de Japón podría rebajar su evaluación económica y sus previsiones económicas. Asolado por la segunda ola de casos de coronavirus, el Gobierno amplió su estado de emergencia a siete áreas más, abarcando más de la mitad de la producción del PIB del país. Aunque nada de eso pareció importar a los traders de yen, que impulsaron la moneda frente al euro y al dólar estadounidense.
Mientras tanto, el dólar canadiense ha sido la moneda de mejor rendimiento del día. Aunque el crecimiento de los precios al consumo se desaceleró en el mes de diciembre, el Banco de Canadá examinó el impacto económico de las restricciones de COVID-19 sobre la recuperación. El banco central dijo que el resurgimiento de los casos es un serio revés que hará que el crecimiento del primer trimestre se vuelva negativo, pero "más allá del corto plazo, las perspectivas para Canadá son ahora más halagüeñas y seguras de lo indicado en las previsiones de octubre, gracias a la disponibilidad de las vacunas antes de lo esperado y al importante estímulo para la política monetaria". Este optimismo llevó al dólar canadiense a su nivel más fuerte frente al dólar estadounidense desde febrero de 2018. La libra se vio impulsada por una inflación más fuerte.