Se fue la última semana de marzo y del trimestre y la bolsa de EE.UU. cerró con subas al igual que en Japón, mientas que en Europa cerraron en negativo. En el mercado de divisas los resultados semanales poco tuvieron que ver con las bolsas, ya que las monedas de mejor desempeño fueron precisamente las europeas. Las subas fueron moderadas pero sirvieron para ver quiebres importantes. La libra superó 1,60 frente al dólar (GBPUSD) y el euro si bien no superó 1,34 (EURUSD) finalizó el mes cerca de los niveles más altos.
Las correlaciones entre los distintos cruces y las bolsas siguen mostrando debilidad. Posiblemente el cierre de mes y de trimestre agregó volatilidad extra en determinados cruces, pero está claro que las correlaciones están más débiles que en otros momentos.
Las monedas ligadas a commodities si bien no tuvieron caídas importantes siguen con peso a cuesta y exceptuado al aussie (AUD), se mueven en rangos contra el dólar en busca de una dirección tras haber frenado el rally alcista. La historia del dólar australiano es un poco más particular ya que prolongó la caída contra el dólar y se mostró nuevamente como una de las monedas más débiles a lo largo del mercado.
Atrás del peso de este grupo de monedas se puede encontrar China (con los temores por más desaceleración) y la caída en el precio del petróleo. Una mención especial hay que hacer en el caso del crudo, ya que tuvo un quiebre importante. Tras haber estado cotizando en rangos durante varias semanas, tuvo un quiebre a la baja, que lo llevó a cerrar en torno a los $103 el barril. La perspectiva si bien sigue siendo alcista cuando analizamos el mediano al largo plazo, habrá que estar atento hasta donde puede llegar el retroceso. El precio del crudo tuvo la peor caída semanal desde el comienzo del 2012. Este retroceso toma más sentido si consideramos que no estuvo acompañado con una suba del dólar, sino que el billete verde tuvo una semana con resultados mixtos, lo que muestra una caída genuina en el valor del barril.
En cuento a los resultados trimestrales, el petróleo si cerró con ganancias al igual que la mayoría de las plazas bursátiles alrededor del mundo. En EE.UU. las acciones tuvieron el mejor trimestre desde 1998. En línea con esto, en el forex, la mejor del trimestre fue el dólar de Nueva Zelanda (NZD), seguido por el franco suizo (CHF), la libra (GBP) y el euro (EUR). Las monedas europeas posiblemente encontraron la confianza de los inversores tras varios eventos que se dieron: la nueva colocación de fondos del Banco Central Europeo, el haber evitado una brusca desaceleración de la economía, se realizó el canje de deuda en Grecia y el aumento del fondo de rescate. Además, pese a la cantidad de negociaciones, ningún líder pegó un portazo o realizó amenazas. Esto ayudó a generar confianza, lo que llevó al alza a las monedas europeas en el trimestre.
De cara al futuro, lo sucedido no garantiza nada. En el cierre del trimestre las monedas europeas no se muestran tan fuertes como antes mientras que las ligadas a commodities, acarean varias semanas con caídas por lo que próximamente podríamos ver alguna recuperación, no solamente frente al dólar sino también contra sus pares europeas. Para esto será necesario que los datos económicos de China no asusten y los de los respectivos países acompañen.
El oro tuvo un particular trimestre, ya que si bien finalizó con ganancias, dejó dudas de cara al futuro, tras no haber podido sostenerse ni por encima de $1.800, ni de $1.700. Durante marzo comenzó a moverse con dirección a la baja. La caída por el momento ha encontrado soporte en $1.625.
El yen, capítulo aparte
El yen japonés (JPY) fue la peor moneda del trimestre. Entre los factores que posibilitaron este desenlace encontramos: política del Banco de Japón, el mantenimiento de la política de la Reserva Federal (no anunciar más compras), la mejora económica en EE.UU. y la suba en la tasa de interés de los títulos del Tesoro. El descenso del yen comenzó en enero, se aceleró en febrero y pausó en marzo.
La caído se dio a gran velocidad en lo primeros meses, lo que implicaba que sería muy difícil que continuará de este forma. La pausa en marzo obedeció en parte a esto y también al cierre fiscal en Japón. El viernes, el último día de operatoria del trimestre, el yen tuvo una gran caída en el mercado que podría presagiar un reinicio del rally bajista, aunque aún es pronto y son necesarias más señales. Por el momento, la lateralización continúa prevaleciendo en los cruces del yen.
Las monedas de mejor rendimiento la pasada semana fueron las europeas. ¿Podrán continuar? Para ello, será clave ver como se comportan tras los quiebres de niveles relevantes los principales cruces. En el lado fundamental, las menores tensiones en los mercados de bonos se reflejaron en que el Banco Central Europeo no realizó compras dos semanas atrás. Estas menores tensiones permiten en cierta forma una preparación quizás para la próxima crisis ya que se acordó ampliar el fondo de rescate. Las especulaciones sobre quien podría ser el próximo país en solicitar ayuda, van desde una nueva ayuda a Portugal y llegan a España. La ayuda a España sería supuestamente para el sistema financiero y lograr sanearlo finalmente, a menos que los actuales ajustes, empeoren la crisis.
La crisis europea y las charlas de los rescates se han transformado en una normalidad, que ya lleva tres años con Grecia en los titulares principales y no parece estar por salir de los mismos. Los griegos continúan desconfiando de su sistema financiero, la actividad económica no repunta… Aún ha pasado poco desde que se dio la reestructuración de la deuda y con elecciones en el camino puede seguir habiendo incertidumbre, pero mientras más incógnitas se despejen, más propicio será el ambiente para el crecimiento económico. En el crecimiento esta la clave de la salida de la crisis en Europa, para que resuelva los problemas fiscales y financieros. En EE.UU. el crecimiento también es importante, pero para resolver los desequilibrios (fiscal, financiero y comercial) parece ser necesarias más acciones y varios cambios, que aún no sé divisan. Seguramente un dólar más bajo podría ayudar.
La semana que pasó lo datos de EE.UU. no sorprendieron positivamente. En términos generales se podrían decir que fueron mixtos, particularmente los del sector inmobiliario. Por un lado los precios redujeron el ritmo de la caída en el índice Case Shiller, pero marcaron nuevos mínimos, mientras que las ventas de viviendas pendientes se mantuvo cerca de máximos anuales. El consumo y el gasto personal subieron y cayó la confianza del consumidor. Si bien en general no fueron datos optimistas, tampoco llamaron al pánico o a los temores.