Hoy me ha preguntado la prima de mi vecina (no va con segunda intención...) si podía reflexionar un poco sobre ese "boom", esa moda o esa enorme expectación que despierta todo lo que tenga que ver con el bitcoin, en particular, y con toda clase de criptomonedas en general.
No vamos a entrar ni en describir lo que son estas monedas virtuales e intangibles, ni para el fin con el que se concibieron, ni siquiera a hacer un análisis sobre el posible recorrido (al alza o a la baja) que pueden tener aún, ni a pronunciarnos sobre si continuarán subiendo indefinidamente o si en algún momento acabarán cayendo tan bruscamente como han llegado a subir, sino a tratar de reflexionar acerca de esa (lógica o ilógica) atracción que despierta el intentar siempre invertir en algo nuevo, en algo "que brilla" o en algo que promete ganancias rápidas.
Desde aquí siempre defendemos no solamente la opción de atreverse a tratar de mejorar, de crecer personal y económicamente, sino casi la obligación de emprender e invertir en prácticamente cualquier clase de mercado o instrumento financiero (lógicamente, sabiendo siempre "donde nos metemos", y por supuesto, siempre con cabeza, con conciencia y con prudencia).
No hay nada malo, sino todo lo contrario, en decidirse a comprar un determinado activo a un precio determinado (por lo que hayamos aprendido, por los análisis que hayamos realizado, por lo que nos hayan asesorado alguien profesional o con más experiencia que nosotros...), esperando que se revalorice y suba su valor, para venderlo luego y beneficiarnos de dicha ganancia; ni tampoco lo hay en vender cualquier producto del mercado, para esperar que siga bajando algo más, y aprovecharnos de dicha bajada para ganar con ese movimiento.
En absoluto es negativo ni invertir (sea a corto, a medio, a largo plazo, aprendiendo a hacerlo por cuenta propia o a través de terceros), ni tampoco especular, que repetimos muchas veces que pese a que hay quien piense que es un término peyorativo (obviando lógicamente a quien lo haga para hacer daño a alguien, o causar algún perjuicio determinado, que no suele ser el caso si se hace en mercados oficiales y regulados), en definitiva no viene a ser más que lo que acabamos de definir: la especulación es una operación comercial que consiste en comprar un bien cuyo precio se espera que suba a corto plazo, con el único fin de venderlo en el momento oportuno y obtener un beneficio.
Existen infinidad de mercados de renta variable y de instrumentos y activos financieros que cotizan en los mismos, y cuyos precios oscilan al alza y a la baja, y con los que podemos obtener ganancias precisamente por esas diferencias de valoración y por esos movimientos alcistas o bajistas.
- Hay acciones de muchas compañías y las más grandes se agrupan en índices bursátiles que representan las cotizaciones de los principales valores de los distintos países, tan conocidos como el Dow Jones, el Dax, el Nasdaq, el Ibex, el Nikkei, entre otros, con el respaldo, precisamente, de dichos países y de sus autoridades reguladoras, y con la base de las empresas que componen dichos índices.
- Existen fluctuaciones entre las principales divisas del mundo que se mueven continuamente en el mercado mundial y descentralizado como es el Forex, y precisamente con el apoyo o la base tangible de las propias monedas que lo componen y que se intercambian en el flujo del comercio internacional.
- También existe un mercado bien definido sobre toda clase de materias primas o metales preciosos: el gas natural y el petróleo siguen siendo energías fundamentales, y el oro y la plata siguen siendo algo más que bienes valiosos y simples signos de riqueza.
Con todo este amplio abanico de posibilidad de inversiones existen muchos medios para acceder a ellas. Con todo este campo de productos o mercados ya consolidados históricamente, con unos cimientos sólidos y con una buena contrapartida detrás, ¿por qué de golpe hay mucha gente que parece se ha vuelto "loca" y se lanza casi "de cabeza" a invertir en bitcoin, o en criptomonedas, y en definitiva, en algo nuevo pero totalmente virtual e intangible?
¿Por qué lanzarse a esa aventura, en lugar de centrarse en cualquiera de posibilidades de inversión o en cualquiera de los activos y productos financieros que hemos detallado antes?
Desde esta web hemos incidido muchas veces en que el mayor enemigo del trader y del inversor es la falta de control de sus emociones, el dejarse llevar por el ego, la euforia y la impaciencia... Y hasta la envidia, la codicia y la avaricia.
Los medios de comunicación están continuamente repletos de noticias relacionadas con el bitcoin y con las nuevas criptomonedas, y no digamos las redes sociales y los diferentes grupos y modos de comunicación online:
"El bitcoin alcanza nuevo récord histórico" "Compañeros, en un mes he comprado bitcoins y he ganado un tropecientos mil por cien, ésto es un chollo", "No sé sabe dónde está el techo del bitcoin" "Sigue la escalada alcista una semana más".
Y claro, hay demasiado ruido, demasiados cantos de sirena, y demasiado "brillo" como para que alguien sea capaz de desconectar del todo todos sus sentimientos y todos sus resortes mentales y algo dentro de su cabeza no le repita continuamente:
-"Si los demás están ganando tanto y de un modo tan fácil y tan rápido, tú eres tonto si no lo haces ya. Eres mejor que ellos y puedes y debes hacerlo" (Ego, envidia, prisas...)
-"Si la revalorización ha sido tan estratosférica, y en un plazo de unos siete años la cotización ha subido de 1.000 a 3 millones de dólares, invierto un montón (si hace falta, por encima de mis posibilidades o hasta pido un préstamo o tomo el dinero de mi familia) y en unos meses ya seré prácticamente rico" (Codicia, avaricia...).
Respetamos a cualquier persona que haya hecho los análisis pertinentes, haya calculado sus ratios de riesgo y beneficio, y sepa y esté dispuesto a aceptar cuánto puede ganar y cuánto pueda perder (y que a ser posible, tenga su propio horizonte temporal y de beneficios y de pérdidas, para cuando se produzca cualquier imprevisto inesperado).
Habrá gente muy experta o entendida en bitcoins (nunca lo hemos operado ni lo haremos, y preferimos continuar con clásicos menos "llamativos" como el Dax, el Dow Jones, la libra, el dólar canadiense, o cualquier par de divisas..), pero también habrá gente que acuda simplemente al "efecto llamada", que se deje llevar por esta moda tan recurrente y que puede (o no) que acabe perdiendo mucho dinero si se mete en plena cresta de esta ola tan salvajemente alcista (nada sube eternamente, nunca, y no hay nunca una ganancia "fácil", "mágica" ni garantizada e infalible).
En el trading (y en la vida) lo más seguro es... ¡Quién sabe!
Igual sigue subiendo más y más y más... Pero no queremos aconsejar desde aquí acerca de que se invierta o se deje de invertir en bitcoins, sino hacer una reflexión sobre el motivo por el que muchas personas invierten y, si acaso, sugerir que antes (como en cualquier tipo de inversión, siempre, pero en este caso mucho más), lo analicen, lo traten de aprender, y lo estudien con calma, y sepan un poco dónde se meten y que procuren nunca arriesgar por encima de sus posibilidades (para que luego no haya dolor económico ni personal) ni sin un plan determinado y previsto de antemano.
Aunque a veces el brillo de las hipotéticas riquezas parece que nos ciegue, suele ser más difícil ser paciente y tratar de hacer crecer con trabajo, esfuerzo, constancia, asesoramiento y dedicación nuestras inversiones, y por supuesto, siempre sobrevuela esa famosa frase que modificamos algo y que dice que "la gente, no tiene paciencia en tratar de enriquecerse lentamente, y en lugar de ello, a veces comete locuras, sin saber que puede arruinarse rápidamente".