En septiembre del 2015 la Asociación de Banqueros de Suiza reportó que los bancos en Suiza tienen U$S 6.5 trillones en activos bajo administración, de los cuales el 51% es originado fuera del país. Esto convierte a Suiza en el líder mundial en Asset Management a nivel global, con un impresionante 28% del total. Cabe agregar que la mitad de los activos que se encuentran en Suiza están en manos de dos bancos: UBS y Credit Suisse (SIX:CSGN).
Estimaciones de Deloitte para el año 2014, indican que en términos de lo que se conoce como Wealth Management (administración del patrimonio de individuos), Suiza también es el líder mundial con U$S 2.04 trillones, por delante del Reino Unido (U$S 1.64 trillones) y los EEUU (U$S 1.43 trillones). De este total, más de la mitad proviene de Europa.
Con todo esto, los servicios financieros representan el 10% del PBI de Suiza (más del doble del promedio europeo). Y dado que uno de los grandes pilares de su servicio es el secreto bancario, no esperen que el país esté dispuesto a entregarlo sin librar una larga y desgastante batalla. ¿Qué quiere decir esto?
Si bien es cierto que Suiza ha firmado el acuerdo multilateral de la OCDE (Common Reporting Standard), no se espera que el trato sea igual para con todos los miembros firmantes del acuerdo. Esto es lo que se ha dado en llamar la “estrategia de la Zebra”: tratamiento blanco para con países poderosos y tratamiento negro (ocultando información) para con países emergentes. No olvidemos que para que el intercambio automático de información entre dos países que han firmado el CRS, se necesita además un acuerdo bilateral. Este es el caso entre Argentina y Suiza, en el cual aún falta especificar todos los detalles del intercambio efectivo.
La historia del secreto bancario empieza en 1713, incluso antes de que Suiza existiera como país, cuando las regulaciones de la ciudad de Ginebra prohibieron a lo banqueros (que ya atesoraban grandes riquezas de la nobleza europea) a revelar la identidad de sus clientes. La neutralidad Suiza, declarada en el Congreso de Viena de 1815 allanó el camino para atraer capitales externos.
Sin un corredor hacia el mar, Suiza eligió en consolidarse como imperio financiero mientras sus vecinos vivían en constante guerra. El país tuvo su primer gran entrada de capitales en la guerra Franco-Prusiana de 1870. Pero con la Primera Guerra Mundial recibió una cascada de capitales, no sólo por sus condiciones como paraíso fiscal, sino porque los países vecinos estaban subiendo sus impuestos para financiar la guerra. Los franceses mudaron sus capitales a Ginebra, los alemanes a Zurich o Basilea y los italianos a Lugano. Muchos países siguieron incluso comerciando secretamente con vecinos en guerra, a través de Suiza.
La coronación del país como centro financiero global se dio en 1930 con el establecimiento en Basilea del Bank of International Settlements (el Banco Central de los Bancos Centrales). Luego en 1934 se estableció como una ofensa criminal el hecho de divulgar información bancaria. Esta ley de secreto bancario sigue vigente desde entonces prácticamente sin modificaciones.
Con motivo de la Segunda Guerra Mundial un nuevo influjo de capitales llega al país, agrandando aún más su condición del banquero del mundo.
El lado oscuro
Los banqueros suizos colaboraron con Hitler y su régimen. Suiza proveyó a los nazis con electricidad, provisiones, crédito y facilitó la entrega de equipamiento estratégico. Los banqueros suizos guardaron sin hacer preguntas el botín nazi proveniente de los saqueos de los países que invadieron. Ayudaron también a los nazis fugitivos a esconder justamente estos botines una vez terminada la guerra. Para rematar, los suizos hicieron extremadamente difícil para los judíos familiares de las víctimas del Holocausto recuperar estos activos.
Suiza en la actualidad
En el 2008 los Estados Unidos lograron penetrar parcialmente el secreto bancario Suizo. Esto fue al encontrar in flagrante cómo ayudaban ciertos banqueros a ciudadanos estadounidenses a evadir impuestos en los Estados Unidos. Luego de presiones políticas y el forzar ciertas regulaciones domésticas, los EEUU consiguieron datos acerca de 4,000 cuentas del UBS. Esto representó una fisura sin precedentes. Luego de cuatro años de batallas legales, Suiza terminó firmando el FATCA estadounidense en 2013.
Conclusiones
El hecho de que los EEUU lograron penetrar el secreto bancario suizo, no implica que el secreto bancario del país esté finalizado. La información salió solamente hacia los EEUU y dejó al resto de los países vulnerable al secreto bancario suizo.
No hay que perder de vista que la presión externa funcionó porque fue dirigida hacia determinados bancos suizos y no a Suiza como país.
¿Qué hay de Argentina? Si bien es cierto que ambos países han firmado el acuerdo de la OCDE, Argentina tiene mucho para ganar (conocer todas las cuentas no declaradas de argentinos en Suiza) y Suiza no tiene prácticamente nada por ganar (no parece que haya muchos suizos escondiendo sus ahorros en pesos en bancos argentinos). En consecuencia, la probabilidad de un acuerdo simétrico, parece baja. El punto a favor de la Argentina es que es miembro del G-20. ¿Alcanzará con eso? Lo veremos en breve.