¿Por qué hacemos trading?

Sin duda, el trading nos permite la independencia, la oportunidad de trabajar para nosotros mismos. El trading también nos ofrece la perspectiva de un estilo de vida en el que las noches y los fines de semana no tienen por qué ser consumidos por el trabajo. Algunos de nosotros anhelamos el aspecto competitivo del trading, librando una nueva batalla cada día. Otros se acercan al trading como un rompecabezas que debe resolverse, lo que genera una sensación de logro intelectual. Finalmente, están los ingresos. Un trader exitoso puede ganar siete cifras en un año, y muchos de los traders con los que trabajo son prueba viviente de ello.

Entonces, ¿por qué siguen operando? Una vez que tengas el dinero, todas esas ventajas del estilo de vida podrían ser tuyas fácilmente. Las necesidades de competencia y estimulación intelectual podrían satisfacerse de muchas otras formas. ¿Por qué los traders siguen siendo traders mucho después de haber ganado el juego?

Quizás podamos aclarar esta pregunta preguntándole a profesionales de otros campos. ¿Por qué los artistas continúan su oficio mucho después de recibir el reconocimiento por sus pinturas, novelas o películas? ¿Por qué las tropas de élite de las Fuerzas Especiales permanecen en unidades que ponen a prueba su temple incluso después de haber obtenido sus codiciadas insignias? Un boxeador talentoso como Ray Sugar Leonard ganó mucho dinero y reconocimiento y, de hecho, se retiró en un par de ocasiones, solo para volver nuevamente al ring. ¿Por qué?

Hay algo profundo aquí que habla de la naturaleza del trabajo productivo. Las personas se jubilan de sus trabajos e incluso de sus carreras, pero nunca abandonan sus vocaciones. Para algunos, el trabajo significa algo más que ganarse la vida o lograr un estilo de vida. El trabajo es su camino en la vida. Es el camino que han elegido —o quizás el que los ha elegido— para la autoexpresión y el autodesarrollo.

Supongamos que el pastor de una iglesia grande y exitosa escribe un libro, gana una cantidad significativa de dinero y se retira rápidamente del clero y de toda la vida religiosa. ¿Qué diría eso? Sin duda, pensamos, la fe de esta persona no pudo haber sido demasiado sentida. Pero ¿por qué nuestro trabajo productivo debería significar menos para nosotros de lo que el clero significa para un pastor devoto? Presumiblemente, la vida religiosa satisface necesidades importantes y profundas del pastor. ¿Es realmente tan diferente para el artista? ¿El atleta? ¿El trader?

Las grandes profesiones son aquellas que sirven como campos de juego personales. Son las arenas que elegimos para expresarnos y desarrollarnos. Al dominar una disciplina, cultivamos el autodominio. Al escribir un poema o realizar un gran trade, capturamos, en un solo acto, nuestra visión de cómo vemos el mundo en ese momento. Las grandes ocupaciones son grandes precisamente porque son campos de juego muy significativos. Mucho después de haber ganado fama y fortuna, la vocación sigue siendo ser más de lo que somos, regresar a la arena y luchar contra nuestras limitaciones. El profundo impulso de extender la comprensión humana es común a todos los grandes llamamientos. Correr más rápido, capturar más belleza, predecir cada vez mejor: en gran medida, nuestro trabajo es nuestra búsqueda de lo divino, por fugaz que sea.
 
Tal vez sean nuestras diferentes imágenes de lo divino las que animan nuestras elecciones profesionales. Si mi visión más profunda de la divinidad es la de un Cristo manso y que todo lo perdona, tal vez me sienta atraído por una ocupación de servicio. Si mi visión más profunda se parece más a la de los antiguos griegos, cuyos dioses enviaban héroes en misiones, entonces mi vocación puede estar en un campo de batalla o en un campo de juego. De cualquier manera, en el trabajo encontramos algo divino dentro de nosotros mismos. Ya sea como científicos, monjes o traders, nos esforzamos por esos momentos en los que estamos un poco más cerca de la perfección, un poco más cerca de la inmortalidad.

Por eso hacemos trading.