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Tus ahorros pueden estar en riesgo, y quizás no lo sepas

Publicado 21.03.2021, 17:52

La nueva normalidad financiera mundial plantea grandes desafíos a los ahorristas. La falta de planificación y estrategia a la hora de cuidar nuestro patrimonio puede causar una lenta y muy costosa destrucción de capital. ¿Cómo podemos enfrentarnos a este problema de manera inteligente?


El ahorro y el costo del dinero

Ahorrar en dinero quizás sea la peor inversión financiera que podamos hacer. Desde el punto de vista financiero es incluso peor que gastarlo, que consumirlo. Sería más eficiente hacer un viaje, adquirir un bien de consumo o pagar por servicios.

Esto sucede porque el dinero tiene un costo, y todos los años va perdiendo valor y capacidad de compra por efecto de la inflación. Aunque tengas tus ahorros en dólares.

El dólar tiene una inflación anual promedio del 2%, que es el objetivo definido por la Reserva Federal o Fed, el banco central de Estados Unidos. La Fed de hecho promueve activamente mediante su política monetaria, una inflación en ese nivel. En palabras más simples, lo que hoy compramos con 100 dólares, dentro de un año nos va a costar 102.

Pensando hacia adelante, es posible o al menos esperable, que en los próximos 2 a 4 años pueda ser incluso superior, como resultado de la alta emisión monetaria y los programas de alivio lazados por Estados Unidos para combatir la crisis producida por la pandemia.

Las consecuencias de la deuda barata

Uno de los principales problemas que tiene en la actualidad la economía de los Estados Unidos son sus niveles de deuda públicos y privados. Tanto el gobierno, como las empresas y las personas tienen actualmente un nivel de deuda por encima del historial. La deuda barata, puede terminar saliendo cara.

Quienes conocemos de cerca la inflación, por sufrirla durante años, sabemos el efecto que tiene a la hora de licuar deudas. No sería extraño ver a la Fed dejando crecer la inflación durante cierto tiempo, por encima de sus valores objetivo. Con 1 o 2 puntos adicionales, podría resolver parte del problema. De hecho, la nueva administración Biden está proponiendo otro enfoque: subir impuestos para reducir el financiamiento con deuda, y dejar de alimentar la bola de nieve que se viene formando en el mercado en las últimas décadas.

Este efecto de alivio para los deudores en dólares puede ser al mismo tiempo ruinoso para aquellos que ahorran en efectivo. Más aún si se mantienen los niveles actuales de tasas de interés, algo esperable por lo menos hasta 2023, según los dichos del propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.

Hoy más que nunca, nos vemos obligados a buscar formas más inteligentes de ahorrar e invertir.

Las virtudes del mercado bursátil

El mercado de valores, la bolsa, fue por mucho tiempo vista como algo especulativo más que como vehículo de inversión. Y si bien esto es parcialmente cierto, producto de aquellos que buscan operaciones oportunistas de corto plazo, el mercado no es más que una herramienta; es como un martillo: se puede usar para construir una casa o para partírselo en la cabeza al vecino. Como toda herramienta, depende del uso que le demos.

Sin embargo la bolsa nos permite hacer inversiones de todo tipo, nos permite comprar y participar de negocios que de otra manera no estarían a nuestro alcance.

A lo largo de más de un siglo, la inversión en el mercado de valores en su conjunto dio siempre resultado positivo. Muy positivo. Si miramos el índice de las acciones de Estados Unidos en los últimos 100 años, este creció a una tasa del 6% anual compuesto; siendo la inflación en dólares en ese mismo período del 3% anual. Si tomamos los últimos 50 años, el crecimiento de las acciones fue del 8% anual compuesto, y la inflación del 4%. Todavía más cerca en el tiempo, el rendimiento anual del mercado sube incluso hasta el 10 o 12%, dependiendo el período que miremos.

Este ejercicio nos ayuda a entender dos cosas: que de largo plazo el mercado es una máquina de multiplicar patrimonios, aunque en plazos cortos tenga oscilaciones. Y que las acciones, con la maduración necesaria, son una buena inversión y una excelente cobertura contra la inflación.

El camino inteligente

Para poder hacer este tipo de inversiones en el mercado de Estados Unidos, nos enfrentamos con un problema operativo. Porque lo que nunca dejó de crecer es el mercado en su conjunto. Para capturar este rendimiento, tendríamos que comprar acciones de todas las empresas estadounidenses y de manera proporcional a nuestro patrimonio.

Esto sería comprar al menos 500 empresas, solo las más grandes, que son las que se siguen en el índice principal. Nos gastaríamos una pequeña fortuna en comisiones, y tendríamos que hacer un enorme esfuerzo diario por mantener balanceadas nuestras tenencias e ir acomodándolas a las oscilaciones. Para un inversor minorista, es una tarea imposible.

Afortunadamente este problema fue resuelto hace tiempo, y hoy existen fondos de inversión que replican el comportamiento de los principales índices de Estados Unidos y de otros mercados del mundo. Es decir, que comprando un único activo y pagando una comisión de no más de 5 dólares, podemos estar invertidos en las 500 empresas al mismo tiempo, y con el correcto peso de cada una de acuerdo con su tamaño en el índice.

Existen distintos tipos de fondos de inversión. Personalmente los que más me atraen son los fondos cotizados, o Exchange Traded Funds (ETF por sus siglas en inglés). Son instrumentos relativamente nuevos, pero que vienen funcionando muy bien desde hace algunos años.

Los ETF tienen 3 ventajas que los hacen interesantes a hora de armar una cartera de inversiones:

1.       Versatilidad: La cuota-parte (o acción) cotiza todos los días en el mercado, y la podemos comprar o vender en cualquier momento, a precio de mercado. La liquidez es inmediata, a diferencia de los fondos tradicionales que demoran 24 a 48hs en acreditar el dinero, sin saber incluso el precio al que estamos entrando o saliendo.
2.       Diversificación: Siempre tendremos un ETF que se ajuste a nuestra necesidad de inversión: desde bonos corporativos o soberanos, pasando por índices accionarios, acciones representativas de los distintos sectores de la economía, mercados emergentes, países desarrollados, entre una enorme variedad. De esta manera, los ETF nos permiten obtener una diversificación que nos puede llevar a tener más de 3000 empresas distintas. Este nivel nos previene del riesgo de una mala elección de acciones específicas.
3.       Costo: Tienen costos anuales de administración bajos: suelen estar entre el 0.05% y el 0.50%, comparado con un 2% o 3% anual de los fondos tradicionales, debido a la diferencia en su funcionamiento. Mientras que los fondos tradicionales tienen que comprar y vender activos con frecuencia, producto de los ingresos y rescates de cuotas-parte y dinero, los ETF mantienen sus tenencias estables. La compra de la cuota-parte o acción del ETF se hace en el mercado, a otro inversor que quiere vender. No hay creación ni rescate, lo que resulta en un ahorro de costos de administración, corretaje, bancarios, y de mantenimiento.

Invertir con estrategia

Pienso entonces que la mejor estrategia para invertir de manera inteligente es hacerlo de largo plazo, con un horizonte no menor a 5 años, y con un nivel de diversificación que neutralice el riesgo de estar muy expuestos a una empresa o negocio específico.

¿Por qué 5 años? Porque es lo que suele durar, en promedio, un ciclo económico completo. Nunca sabemos cuándo una economía puede enfrentar obstáculos. Pero invertir en activos de buena calidad, con un horizonte lo suficientemente largo, nos ayuda a transitar los momentos difíciles, y dará a nuestra inversión las mejores posibilidades de evolucionar favorablemente.

¿Cuáles son los componentes que debe tener una buena cartera de inversión? Mi respuesta es: depende. No todos los inversores son iguales, hay que buscar una cartera que nos haga sentir cómodos. No es lo mismo un inversor de 30 años, profesional, con ingresos regulares y las necesidades satisfechas, que uno de 50 años que puede estar ya pensando en su retiro, o alguien de 65 que busca disfrutar de la vida y de sus ahorros.

Tampoco todos los momentos dentro del ciclo económico son iguales. Las épocas de euforia nos obligan a ser más cautos, mientras que podemos permitirnos ser algo más audaces en los momentos de incertidumbre. Siempre con un fin y una estrategia determinada, que busque servir a nuestro objetivo de inversión.

Existen múltiples objetivos de inversión. Podemos centrar nuestra cartera en un crecimiento más agresivo del patrimonio, sin pensar tanto en el flujo de fondos o el cash que generen. Podemos buscar activos más estables, pero que paguen dividendos de manera regular. O algún balance intermedio.

Siempre va a depender de las características del inversor y de los activos a los cuales nos expondremos. El desafío es encontrar nuestro balance óptimo entre riesgo y resultado.

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