El nuevo escenario en que parecen entrar las principales economías mundiales le dan también un nuevo color a los mercados financieros.
La estabilidad, muy esperada por cierto, posterior a ese desaguisado que produjo Europa con la deuda de Grecia, y que finalmente tuvo una parcial resolución feliz, le ha dado a las divisas una tranquilidad que hace tiempo no se ve.
Claro, ante la falta de costumbre, una baja de 100 puntos del euro parece ser el disparador de una tendencia bajista record en su historia, y lo mismo sucede con la libra, el yen o el dólar australiano. En esos casos, se encuentran decenas de argumentos para explicar por qué al dólar le tiene que ir muy bien en los próximos años, cuando en verdad las divisas en cuestión solo se deprecian 1 o 2 centavos.
Lo mismo sucede cuando éstas se aprecian. Invariablemente, los detractores de Estados Unidos tendrán suficientes motivos para explicar que se trata de un imperio en decadencia, que en los próximos 20, 30 o 60 años asistiremos a un nuevo orden económico mundial, y cosas por el estilo. Y uno se siente empequeñecido ante tanta sabiduría, sobre todo cuando mira un gráfico de 4 horas, y coloca una posición en su dirección, apoyado en otros de 30 y 15 minutos.
Lo único cierto aquí es que el mercado es neutro, y no hace caso a quienes pronostican cambios de eras de la Humanidad en función de un movimiento de 1, o 20 centavos de una moneda ante otra.
Por eso aparece muy saludable que el mercado vuelva a responder a los fundamentales que siempre lo guiaron, y que en los úlitmos tiempos habían quedado olvidados.
Una declaración de Angela Merkel en favor de la solución del problema griego, que a su vez le sume votos para su próximo mandato, tenía hasta hace días más valor que el PBI avanzado de Estados Unidos en cuestión de impacto en los precios.
Y también una instrascendente aseveración de un funcionario de tercera línea del BCE, valía más que las ventas de viviendas nuevas en Estados Unidos. El reino del revés.
Esta semana será pródiga en datos macro. El IFO alemán, el índice de confianza del consumidor, el PBI avanzado de Estados Unidos, entre otros, serán los datos a seguir. Y aunque ya no tengan la fuerza de antes, los precios los siguen. A leer entonces a los analistas fundamentales, que no han pasado de moda. Todo lo viejo es lo nuevo.
Buena semana para todos.