La Reserva Federal anunció su tercera subida consecutiva de 75 puntos básicos, por lo que el precio del dinero se sitúa por encima del 3%, niveles que no se veían desde el inicio de la crisis financiera hace catorce años.
Las previsiones apuntan a terminar el año con los tipos por encima del 4,25% (una nueva subida de 75 puntos en noviembre y otra de 50 puntos en diciembre) y que en 2023 alcance el 4,6%.
Y aquí entra en juego el dot plot. Es un gráfico de puntos que se conoce tras cada reunión del Comité Federal de Mercado Abierto o FOMC de la Reserva Federal, es decir, tras las ocho reuniones de política monetaria que celebra cada año.
Se utiliza para señalar las perspectivas de los distintos miembros que integran la Fed sobre las perspectivas de los tipos de interés.
Así pues, en este gráfico se recogen las expectativas de dónde se encontrarán los tipos de interés al cierre del ejercicio actual y en los próximos años.
Cada uno de los puntos que figuran en el diagrama son puntos que representan a cada individuo del comité y su opinión sobre cuál será el futuro de las subidas y bajadas de tipos. Eso sí, no se sabe a qué miembro del comité pertenece cada uno de los puntos.
De momento unos 90 bancos centrales han subido los tipos de interés este año, y la mitad de ellos lo han hecho en al menos 75 puntos básicos de una sola vez.
La estacionalidad, un elemento en contra
Las dificultades para los mercados, lejos de desaparecer, se mantienen invariables. Pero no solo por el tema de la inflación y las subidas de tipos de interés. También por la pauta estacional.
En efecto, la segunda quincena de septiembre es uno de los periodos más difíciles para la Bolsa. El S&P 500 registra una caída media del -0,75% desde el año 1950. Y eso no es todo, luego llega el mes de octubre, el más volátil de todos. De hecho, desde la Segunda Guerra Mundial, la volatilidad media de octubre es un +36% superior a la media de los otros once meses del año.
Efectos de la subida de tipos de interés
Sí, subidas de tipos de interés afecta negativamente a los mercados de renta variable, básicamente por dos razones:
1) La rentabilidad de los depósitos bancarios (y otras inversiones también de menor riesgo) aumenta, de manera que los inversores optan por ir a inversiones de menos riesgo y menos volatilidad que las Bolsas.
Por tanto, se produce un flujo de capital. Los inversores venden acciones (hecho que provoca caídas en los mercados) y el dinero recibido lo meten en activos de menor riesgo.
2) Unos tipos de interés altos afectan negativamente al consumo y esto incide negativamente en las ganancias de muchas compañías que cotizan en Bolsa.
Además, unas elevadas tasas lastra el poder de endeudarse de las compañías porque financiarse les va a resultar más caro. Esto también termina repercutiendo en sus cuentas de resultados y esto hace que menos inversores compren acciones de esas compañías.
La relación histórica de la Fed con el mercado
Si cogemos los últimos casos en que la Fed subió tipos de interés (años 1987, 1988, 1994, 1997, 1999, 2004 y 2015) tenemos que la reacción del S&P500 3 meses después fue de un +0,5% (en realidad suele ser una rentabilidad negativa, como sucedió en el 94, 99, 2004 y 2015, lo que ocurre es que en el 97 subió mucho, un +13,6% y esto arregló la media, pero si no a los 3 meses el rendimiento del S&P 500 es negativo). 6 Meses después el rendimiento subió una media de +7,1% (sólo perdió en el 94 y fue un -2,5%) y 12 meses después el rendimiento medio fue de un +10,2% (sólo perdió en el 87 un -11,7%).
Por tanto, tras subidas de tipos de interés el S&P 500 suele pasarlo generalmente mal en el corto plazo (los 3 meses siguiente), pero 6 meses después se recupera y 12 meses después con más fuerza todavía.
Lo que sucede es que en esta ocasión hay más elementos en contra, como por ejemplo el riesgo de recesión económica y la guerra de Rusia en Ucrania, que tras 7 meses avanza en su beligerancia con Putin avanzando la movilización parcial de sus tropas (300.000 ciudadanos llamados a filas) y los referéndums convocados por los cabecillas prorrusos de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Así pues, no se puede ser optimista con los mercados de renta variable.
Es más, en Wall Street no lo son. Basta ver lo siguiente:
- Bank of America (NYSE:BAC) es de la opinión que Wall Street aún no ha visto lo peor. Considera que en un entorno de elevada inflación y con la Reserva Federal acelerando las subidas de tipos de interés, la tendencia bajista se prolongará y una recesión probablemente impulsará las acciones a nuevos mínimos.
Ray Dalio cree que si los tipos alcanzan un máximo cercano al 4,5% el año que viene, podría hundir los precios de las acciones en torno a un -20%.
En Europa, El Bundesbank de Alemania se sumó al sentimiento negativo y dijo que los indicios de recesión en el país son cada vez más evidentes.
Mientras, el S&P 500 tiene un dato tremendo. Es el referente al número de días en lo que va de año que ha caído un -1% o más. Desde que la semana de cinco días de negociación comenzó en 1952, los únicos años con un porcentaje mayor de días de caída del -1% o más que en 2022 fueron 1974 (el 26,6% de los días del año), 2002 (el 28,6% de los días) y 2008 (el 29,6% de los días). En 2022 lleva el 25% de los días y aun restan meses para cerrar el año. Por cierto, esos 3 años terminó el índice cayendo -29,7%, -23,3%, -38,5% respectivamente.
Dónde refugiarse
* En los bancos europeos, aprovechando también la inercia de subidas de tipos del Banco Central Europeo. Se estima que cada subida de 50 puntos básicos en los tipos de interés implicaría un aumento en el beneficio por acción de la banca europea en torno al +8%.
En este caso, salen más favorecidos los bancos con un negocio más doméstico y menor presencia internacional fuera de la zona euro.
* En el dólar. Está imparable. El yen japonés cae frente al dólar a su nivel más bajo desde 1998, la libra esterlina superó los 1,14 dólares por primera vez desde 1985. El euro llegó incluso a perder la paridad.
3 Razones de la fortaleza del dólar:
1º El billete verde está actuando como activo refugio en un escenario de incertidumbre y temores por si la actual desaceleración económica finalmente cristaliza en una recesión.
2º Se teme que la eurozona pueda entrar en recesión, entre otras razones, por la reducción del suministro del gas de Rusia a Alemania.
3º La Reserva Federal de Estados Unidos está llevando a cabo un endurecimiento de su política monetaria más rápido y más agresivo que el resto de bancos centrales.
Por cierto, una fuerte depreciación del euro supone un sustancial encarecimiento de las importaciones de materias primas, ya que sus precios están en dólares. Por tanto, a Europa le resulta más caro comprar materias primas.