Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que los mercados son sumamente sentimentales. La subida de Bitcoin genera euforia. La estabilidad de Bitcoin genera zozobra. La bajada de Bitcoin genera pánico. Pero las fluctuaciones son normales. Estamos ante un activo bastante volátil y el precio es todo menos estable. Sin embargo, curiosamente, el mercado se encuentra en estado de sorpresa permanente debido a los constantes vaivenes del precio. Una caída diaria del 15% no es extraña para Bitcoin. Sin embargo, en las redes sociales se suele reseñar el acontecimiento como una gran calamidad. Luego, el precio se recupera y el evento se reseña como un milagro. Mientras tanto, los inversores con el corazón en la mano en medio de un torbellino de emociones. Hablemos de este fenómeno.
No es que la prensa sea amarillista. Es que el ser humano es amarillista. A la gente le encanta un drama. El patrón ya es conocido. Bitcoin sube y luego baja antes de volver a subir. Sin embargo, los patrones son muy fríos. Lo racional es aburrido. Por ende, hay que ponerle un poco de drama a cada movimiento del precio. De lo contrario, se pierde la atención de la gente. El deseo de ganar dinero nos lleva hacia adelante. Pero los conflictos, los problemas y los obstáculos son los que generan las emociones. Los titulares para atraer a los lectores deben tener ese toque emotivo. De lo contrario, la competencia gana en popularidad. He ahí el secreto de ser un influencer. Debes estar siempre en medio de la controversia.
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