Alfonso Fernández
Hempstead (EEUU), 26 sep (.).- El primer debate presidencial entre los candidatos a la Casa Blanca, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, mostró la oposición frontal entre ambos, con una hora y media de ataques directos sin contemplaciones en economía, cuestiones raciales, política comercial y exterior.
El debate en la Universidad de Hofstra, en Long Island (Nueva York) cumplió las expectativas generadas y mostró el contraste entre las propuestas y las fuertes personalidades de Clinton, vestida toda de rojo, y Trump, con traje oscuro y corbata celeste.
Desde el comienzo, la exsecretaria de Estado fue directa al ataque, y el magnate inmobiliario aceptó el reto con réplicas igual de contundentes.
"Donald (Trump) fue uno de los que se aprovechó de la crisis inmobiliaria", dijo Clinton en el inicio, y recordó que "la peor crisis desde la Gran Depresión" se debió a un sistema impositivo como el que quiere promover el magnate, centrado en recortar los impuestos a los más ricos.
Por su parte, Trump echó en cara a su rival demócrata "sus más de 30 años en cargos públicos" y sus escasos éxitos.
El republicano criticó el acuerdo de libre comercio con Canadá y México (TLCAN o NAFTA, en inglés), firmado en la década de 1990 bajo la presidencia del marido de Hillary, Bill Clinton, al calificarlo del "más desastroso de la historia" y responsable de la fuga "de miles" de puestos de trabajo de EEUU.
"Tenemos que impedir que las empresas dejen (Estados Unidos)", afirmó Trump, quien reiteró su propuesta de gravar con impuestos a las compañías que se trasladen desde Estados Unidos a otros países, entre las que citó a China y México, y luego pretendan vender sus productos en territorio estadounidense.
La respuesta de Clinton, de 68 años, no ofreció concesiones: "Mi marido hizo bastante buen trabajo".
En el ámbito económico, el republicano insistió en sus advertencias sobre el peligro que están generando los bajos de tipos de interés mantenidos por la Reserva Federal (Fed) desde el estallido de la crisis en 2008 para estimular la economía.
"Tenemos un burbuja financiera grande, gorda y fea", subrayó Trump, de 70 años.
A mitad del cara a cara, celebrado sin interrupciones y que se espera haya sido el más visto de la historia con más de 100 millones de telespectadores, la conversación derivó hacia las tensiones raciales y abusos policiales que han provocado disturbios en numerosas ciudades del país, como Charlotte, Baltimore o Ferguson.
Trump dijo que las comunidades afroamericanas urbanas "han sido abandonadas por los políticos demócratas que solo hablan pero no hacen nada".
"Hay dos palabras que Clinton no quiere usar, que son ley y orden", remarcó el republicano.
La aspirante demócrata, por su parte, insistió en la necesidad aumentar el control sobre la venta de armas militares y de asalto, algo a lo que se opone su rival, y reconoció un "racismo extendido en nuestro sistema criminal judicial".
Afirmó, asimismo, que Trump está a favor de la llamada estrategia de "detener y cachear" a las personas aplicada en Nueva York, que los defensores de derechos civiles han criticado porque abre la puerta a la discriminación racial y que un juez federal ha considerado "inconstitucional".
Uno de los momentos más favorables a la demócrata fue al recordar la polémica acerca de las dudas mantenidas sin fundamento durante años por parte de Trump sobre el certificado de nacimiento del actual presidente, Barack Obama, a quien el republicano acusaba de haber nacido en Kenia y por tanto no poder asumir la Presidencia.
Finalmente, y no sin reticencias, el magnate neoyorquino admitió hace unas semanas que Obama había nacido en Hawai, aunque durante el debate se arrogó el "crédito" de haber logrado que hiciese pública su partida de nacimiento.
"Simplemente escuchen lo que dice Trump", replicó con sarcasmo Clinton.
El debate de la Universidad de Hofstra supone el comienzo de la recta final de la campaña electoral estadounidense, con las últimas y agotadoras seis semanas por delante, con múltiples actos diarios y en los que hay previstos dos nuevas confrontaciones ante las cámaras en San Luis (Misuri) y Las Vegas (Nevada).
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