Lisboa, 16 dic (EFE).- El presidente ejecutivo del Banco Internacional de Funchal (Banif (LS:BANIF)), Jorge Tomé, rechazó cualquier comparación entre la crisis que vive la entidad y el descalabro sufrido por el Banco Espírito Santo (BES) en 2014.
"Estamos hablando de casos muy diferentes. El Banif es un banco capitalizado por el Estado hace tres años y desde entonces ha sido objeto de una profunda reestructuración y de varias auditorías por varias entidades (...) En términos de transparencia de las cuentas, no hay ningún problema ni ninguna comparación", defendió Tomé en una entrevista emitida hoy por la televisión lusa SIC.
Durante los últimos días se especuló en Portugal con la posibilidad de que la firma sea intervenida si no se encuentra un comprador del porcentaje que está en manos del Estado -equivalente al 60 % de las acciones- antes de que termine el año.
El máximo responsable de la entidad financiera -la octava más importante de Portugal a nivel de activos- se mostró convencido de que llegarán a un acuerdo con alguno de los inversores interesados, entre los que medios lusos sitúan a los españoles Banco Santander (MC:SAN) y Banco Popular (MC:POP), así como al fondo estadounidense Apollo.
No obstante, Tomé reconoció que las prisas por vender estos títulos "tiene implicaciones en el precio", lo que en la práctica conllevará previsiblemente que el Estado portugués no recupere toda su inversión.
Esta urgencia se debe a la entrada en vigor el próximo 1 de enero de 2016 de un cambio normativo a nivel europeo en materia de liquidación y reestructuración bancaria, que obliga a accionistas, acreedores y ahorradores con depósitos superiores a 100.000 euros a responder en caso de quiebra.
De los 1.100 millones de euros inyectados en el Banif, 700 se convirtieron en acciones y 400 eran "CoCos" (bonos contingentes convertibles).
De estos últimos, la firma devolvió 275 millones de euros pero falló el reembolso de los restantes 125 millones, ya que perjudicaría sus ratios de capital.
En este sentido, el presidente del banco subrayó que uno de los motivos por los que no pudo afrontar ese abono fue consecuencia del impacto del colapso del BES, en agosto de 2014, cuando el supervisor luso decidió intervenir la entidad, tras detectar pérdidas multimillonarias e irregularidades en sus cuentas.
El presidente del Banif reveló que la apertura de un concurso público para colocar en el mercado el 60 % de las acciones en manos del Estado fue retrasada por decisión del anterior Gobierno portugués, de signo conservador, que no quería que se juntase con el proceso de venta del Novo Banco.
El concurso para adjudicar al mejor postor esta entidad, creada con los activos saludables del intervenido BES, fue suspendido en septiembre después de que las ofertas recibidas no cumplieran las expectativas.
El presidente del Banif aludió a la inestabilidad política que vivió el país, después de las elecciones legislativas del pasado mes de octubre -los conservadores llegaron al Gobierno pero fueron derribados en el Parlamento y fueron sustituidos por un Ejecutivo socialista- como otra de las razones que explican la presión bajo la que se encuentra sometida ahora la entidad para encontrar comprador.