Miriam Burgués
Washington, 16 sep (.).- El índice de precios al consumo (IPC) de Estados Unidos aumentó un 0,2 % en agosto, más de lo esperado, sobre todo por el encarecimiento de los alquileres de vivienda y los servicios médicos, con lo que la inflación interanual quedó en el 1,1 %, informó hoy el Departamento de Trabajo.
La subida del IPC en agosto fue mayor a lo que esperaban los analistas, que habían pronosticado un alza del 0,1 % después de que los precios permanecieran sin cambios en julio.
En los últimos doce meses hasta agosto, la inflación acumulada fue del 1,1 %, tres décimas más que el dato anterior (0,8 %).
El mes pasado, los precios de la energía se mantuvieron estables, con un abaratamiento del 0,9 % en el coste de la gasolina, mientras que los de los alimentos no registraron cambios, igual que ocurrió en julio.
Sin tener en cuenta los precios de los alimentos y la energía, los más volátiles, el IPC subyacente creció en agosto un 0,3 %, dos décimas más que el mes anterior, y el dato interanual quedó en el 2,3 %, frente al 2,2 % previo.
El incremento del 0,3 % del IPC subyacente también superó las expectativas de los economistas y fue el mayor mensual desde febrero pasado, según el informe del Gobierno.
En agosto destacaron los aumentos de precios en los sectores del alquiler de vivienda (0,3 %) y de cuidados médicos, que creció un 1 %, su mayor alza mensual desde febrero de 1984.
En otro informe paralelo, el Departamento de Trabajo detalló que los salarios promedio por hora disminuyeron un 0,1 % en agosto con respecto al mes anterior, pero acumulan un incremento del 1,3 % en el último año.
Pese al avance de agosto, la inflación sigue por debajo de la meta anual del 2 % y esa realidad será tenida en cuenta por la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, en su reunión de política monetaria de la próxima semana junto con otros indicadores como la reciente desaceleración del mercado laboral.
La Fed está inmersa en un debate interno sobre si continuar o no con el ajuste monetario iniciado en diciembre pasado con la primera subida de los tipos de interés de referencia en casi una década.
Después de incrementar en un cuarto de punto los tipos de interés a finales de 2015 y situarlos en el rango actual de entre el 0,25 % y el 0,50 %, la Fed había previsto llevar a cabo este año cuatro nuevos ajustes.
Pero factores externos, como la desaceleración económica mundial o el "brexit" (la salida del Reino Unido de la UE), y otros internos, entre ellos los altibajos experimentados por el producto interior bruto nacional, han llevado al banco central a ir aplazando una nueva subida de los tipos.
La "incertidumbre" global y la baja inflación justifican que la Fed actúe con "prudencia" respecto a las tasas de interés, indicó esta misma semana Lael Brainard, una de las gobernadoras del banco central.
La postura de Brainard contrasta con recientes llamados por parte de otros miembros del banco central, como el presidente de la Fed de Nueva York, para volver a poner sobre la mesa una subida de los tipos de interés con objeto de evitar un sobrecalentamiento de la economía.
Mientras, el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, renovó esta semana sus críticas a la Fed por mantener los tipos de interés bajos, a su juicio por motivaciones "políticas", para evitar problemas al presidente Barack Obama en sus últimos meses de mandato.
Según Trump, los actuales tipos de interés a niveles excepcionalmente bajos suponen un riesgo para el futuro de la economía estadounidense.