Por Rajesh Kumar Singh y Philip Blenkinsop
CHICAGO/BRUSELAS, 7 oct (Reuters) - Delta Children, una empresa con sede en Nueva York que fabrica cunas en China para minoristas como Walmart (NYSE:WMT), estudió brevemente el traslado de la producción a Estados Unidos al comprobar que la escasez de suministros causada por la pandemia de COVID-19 se sumaba a su abultada factura debido a los aranceles de importación de Estados Unidos.
El secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, predijo en enero que la pandemia "ayudaría a acelerar" este tipo de reubicación de puestos de trabajo a Estados Unidos, y algunos dirigentes económicos incluso esperaban una reversión generalizada de la globalización, ya que muchas empresas tuvieron que mirar dentro de sus fronteras para abastecerse al encontrarse con las cadenas de suministro cortadas.
Sin embargo, Joe Shamie, máximo ejecutivo de Delta, descartó en última instancia la medida debido al aumento de los costes laborales y a la falta de proveedores. La empresa sigue planificando la diversificación de su cadena de suministro, pero trasladando parte de la producción al sudeste asiático.
"La etiqueta 'Hecho en EEUU' funcionará si los productos son de la misma calidad y tienen un precio competitivo, lo que no es el caso en este momento", dijo Shamie a Reuters.
"Me gustaría diversificar, pero sin salir totalmente de China".
Si bien los volúmenes del comercio mundial han caído inevitablemente como resultado de la recesión provocada por la pandemia y las restricciones al viaje y el distanciamiento social limitan la circulación de las personas, los lazos económicos construidos por las sucesivas olas de globalización están demostrando ser más resistentes de lo que algunos pensaban.
El comercio de bienes disminuirá un 9% este año, según el pronóstico de la Organización Mundial del Comercio del martes, un descenso menos severo que el que predijo en abril, que era de entre un 13 y un 32%. [L8N2GX4EV]
El sector industrial de China se está recuperando de manera progresiva hasta alcanzar los niveles prepandémicos, con las exportaciones aumentando un 9,5% interanual en agosto, su mayor incremento en 18 meses. El optimismo de los exportadores alemanes alcanzó un máximo de dos años en septiembre.
RETÓRICA PROTECCIONISTA
De Washington a Wellington, los políticos han pregonado este año la autosuficiencia, instando a las empresas a traer a casa la producción, en particular de productos "esenciales".
La pandemia ha llevado a un récord de 235 restricciones a la exportación, ya que muchos países han acaparado equipo de protección y suministros médicos, según el servicio de monitorización Global Trade Alert. Todavía no está claro el impacto de los billones de dólares en ayudas públicas.
Sin embargo, a pesar de la matraca de la retórica proteccionista, ha habido muchos menos nuevos aranceles a la importación que en los dos últimos años, cuando se alcanzaron máximos, y Pascal Lamy, que dirigió la OMC de 2005 a 2013, cree que la reubicación será mínima.
"La razón por la que habrá más palabrería que acciones es simple: es costoso", dijo Lamy. "La globalización es eficiente y dolorosa. La desglobalización es ineficiente y dolorosa".
El único país rico que ha puesto fondos es Japón, con 220.000 millones de yenes (2.080 millones de dólares) destinados a empresas que relocalicen su producción. En una primera ronda, pagó 57.400 millones de yenes por 57 proyectos, menos de 10 millones de dólares por empresa.
"Los dirigentes económicos han hecho toda una serie de declaraciones contundentes, pero todavía no se ha llegado a una etapa en la que haya mucho dinero sobre la mesa para repatriar fábricas", dijo Simon Evenett, fundador de Global Trade Alert y profesor de la Universidad de St. Gallen.
Ya antes del coronavirus, un objetivo clave de la guerra arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump contra las importaciones chinas a partir de 2018 era la repatriación de la producción. Las empresas, por otra parte, se vieron alentadas para reducir costes moviendo producción de China al sudeste asiático, adoptando una estrategia de "China Plus One" (China más Uno, consistente en diversificar con producción en algún país aparte de China) para impulsar la diversidad en los suministros.
"Queda por ver si (la pandemia) lleva o no a una mayor reubicación en el propio mercado estadounidense", dijo Michael Froman, representante de comercio de Estados Unidos en la Administración Obama, en un seminario por Internet.
UN NUEVO MODELO
Los consultores de McKinsey & Co dicen que los problemas de la cadena de suministro han acaparado la atención de los dirigentes y consejos de administración de las empresas, y que la pandemia ha provocado el trastorno más grande y más amplio de la cadena de valor que se recuerde, aunque en última instancia solo es un nuevo trastorno que se suma a otros anteriores.
En lugar de centrarse únicamente en los costes de adquisición, las empresas están empezando a considerar la estabilidad y la resistencia.
McKinsey estima que entre el 15 y el 25% del comercio mundial de bienes podría cambiar de ubicación en los próximos cinco años debido a argumentos comerciales y factores no económicos como la regulación, en comparación con el 8% de los últimos cinco.
Patrick Van den Bossche, socio de la consultora Kearney, que elabora un informe anual sobre relocalización, dijo que, en el mejor de los casos, pasaría algún tiempo antes de que Estados Unidos obtenga beneficios de la diversificación de la cadena de suministro impuesta por el virus y la guerra comercial.
"Para la gran ola, si alguna vez va a haber una, quedan como mínimo entre cinco y diez años, porque la infraestructura básica para acomodar una gran ola de relocalización simplemente no existe", dijo Den Bossche, señalando en concreto la falta de trabajadores y proveedores cualificados.
Entre las empresas que se han lanzado a trasladar parte de la fabricación a Estados Unidos en la última década se encuentran General Electric (NYSE:GE) en Kentucky y Starbucks (NASDAQ:SBUX) en Ohio, según el U.S. Reshoring Institute.
Sin embargo, la OMC dijo el martes que la cuota de bienes intermedios en el comercio se ha mantenido estable en la primera mitad de 2020, en un 52%, lo que sugiere que no hubo un cambio importante hacia la reubicación este año. El déficit comercial de agosto de Estados Unidos también alcanzó un máximo de 14 años.
El año pasado, México y los países asiáticos de bajos costes fueron los principales beneficiarios de la disminución de la participación de China en las importaciones de Estados Unidos. A pesar de la pandemia, las exportaciones globales de Vietnam aumentaron un 4,2% en los primeros nueve meses de 2020, siendo Estados Unidos y China sus dos principales mercados.
Lamy dice que ocuparse de la COVID-19 y prepararse para una futura pandemia conducirá inevitablemente a una mayor atención a la protección de los consumidores, con una mayor insistencia en la precaución, la seguridad, más controles y una visión diferente del riesgo.
"La reevaluación al alza del riesgo redistribuirá esta multilocalización. No será una desglobalización, será otra versión de la globalización. Una versión retocada", dijo.
GRÁFICOS:
(Información de Philip Blenkinsop en Bruselas, Rajesh Kumar Singh en Chicago, Khanh Vu en Hanoi, Daniel Leussink en Tokio, Cynthia Kim, Hyungjoo Jin en Seúl; editado por Kirsten Donovan; traducido por Tomás Cobos)