París, 26 ene (EFE).- La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, señaló que dialogará con el Gobierno griego salido de las elecciones de ayer, pero descartó una quita de su deuda, entre otras razones por las reglas de la zona euro y la igualdad entre todos sus miembros.
En una entrevista publicada hoy por "Le Monde", Lagarde recordó que el FMI es "un acreedor privilegiado desde hace 70 años. No veo por qué Grecia cambiaría las cosas".
"Hay -añadió- diferentes hipótesis sobre las que discutiremos con las autoridades griegas y con nuestros socios europeos. Pero hay que respetar las reglas internas de la zona euro. No se pueden hacer categorías para tal o cual país".
La directora gerente, que no quiso adelantar cuáles son esos puntos negociables, insistió en que quiere centrar el diálogo con el Ejecutivo encabezado por el izquierdista Syriza en "su programa de reformas estructurales" porque "hay que recuperar mucho retraso".
"En particular, hay que poner en marcha la reforma del aparato del Estado y de la recaudación de impuestos, la reducción de los plazos judiciales...", indicó, antes de sentenciar que "no son medidas de austeridad, sino reformas de fondo pendientes".
Preguntada por el programa de compra de títulos de deuda anunciado la semana pasada por el Banco Central Europeo (BCE), Lagarde dijo que le parece satisfactorio pero que "no bastará" para reactivar el crecimiento y generar los empleos necesarios porque "la política monetaria no es más que uno de los elementos de una política más global".
A su juicio, se tiene que completar con reformas estructurales que faciliten la actividad económica y mejoren la competitividad; los países con margen presupuestario, "sobre todo Alemania", deben relanzar la inversión; y los bancos "deben cumplir con su trabajo de transmisión de la política monetaria a la economía".
Interrogada por un posible hundimiento de la economía rusa, reconoció que la situación de ese país es difícil con "una recesión importante este año", una inflación que se acelera y un equilibrio financiero amenazado por el abaratamiento del petróleo y las sanciones al sistema bancario, que impiden el acceso a las fuentes de financiación.
"Asistimos a un reajuste a la baja de la economía rusa. Pero por ahora sólo los países próximos o los que comercian con Rusia se ven afectados. No hay, al menos por el momento, grandes consecuencias para las economías más lejanas", precisó.